EDITORIAL
¿Qué es la Paz Profunda?
“Pax profunda omnibus hominibus bonae voluntatis”, es decir “Paz profunda a todos los hom- bres de buena voluntad” es un saludo tradicional de las Escuelas Esotéricas de Occidente, es- pecialmente de la Rosacruz, generalmente resumido en dos palabras: “¡Paz Profunda!”
Su origen puede hallarse en Lucas 2:14 donde se dice: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz para con los hombres de buena voluntad!” (“Gloria in altissimis Deo et in terra pax in hominibus bonae voluntatis”). No obstante, la Paz de los Iniciados es una “Paz Profunda”, la misma a la que se refiere Filipenses 4:7: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros entendimientos en el Cristo Jesús”.
Verdaderamente, la Paz de Dios o Paz Profunda está por encima de toda comprensión porque no es una Paz externa que esté supeditada a eventos que procedan del mundo profano y a estí- mulos provenientes de “afuera” sino que es una Paz interna, vinculada a procesos espirituales.
De acuerdo a los místicos, hay tres etapas medulares en el Sendero: la vía purgativa, ilumi- nativa y unitiva, relacionadas a las “tres edades” de la vida espiritual: la de los incipientes, la
¿Qué es la Paz Profunda?
“Pax profunda omnibus hominibus bonae voluntatis”, es decir “Paz profunda a todos los hom- bres de buena voluntad” es un saludo tradicional de las Escuelas Esotéricas de Occidente, es- pecialmente de la Rosacruz, generalmente resumido en dos palabras: “¡Paz Profunda!”
Su origen puede hallarse en Lucas 2:14 donde se dice: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz para con los hombres de buena voluntad!” (“Gloria in altissimis Deo et in terra pax in hominibus bonae voluntatis”). No obstante, la Paz de los Iniciados es una “Paz Profunda”, la misma a la que se refiere Filipenses 4:7: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros entendimientos en el Cristo Jesús”.
Verdaderamente, la Paz de Dios o Paz Profunda está por encima de toda comprensión porque no es una Paz externa que esté supeditada a eventos que procedan del mundo profano y a estí- mulos provenientes de “afuera” sino que es una Paz interna, vinculada a procesos espirituales.
De acuerdo a los místicos, hay tres etapas medulares en el Sendero: la vía purgativa, ilumi- nativa y unitiva, relacionadas a las “tres edades” de la vida espiritual: la de los incipientes, la
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de los proficientes y la de los perfectos. En la terminología que usamos en nuestra Escuela de
Filosofía Iniciática vinculamos estas tres etapas con la Ascesis, la Iniciación y la Reintegración,
y a las “tres edades” con los grados de adelanto: probacionistas (o discípulos en probación),
discípulos y Adeptos. De acuerdo a Clemente de Alejandría, en la primera etapa predomina el
Temor de Dios, en la segunda la Fe y la Esperanza, y en la tercera el Amor y la Sabiduría.
Estas tres etapas están directamente relacionadas con la “Paz Profunda” que no es otra cosa que un estado de conciencia superior ligado a un “hito” del Gran Sendero, recorrido en paralelo por los místicos y los iniciados.
Para los discípulos, la Paz Profunda es la Iniciación o Iluminación, el despertar del ojo interior, que los musulmanes llaman as-sakînah, el Zen Satori, los hindúes Samadhi, los budistas Bodhi, etc. Para los Adeptos –mientras tanto– la Paz Profunda significa un supra-estado de concien- cia: la Reintegración o Unión con la Fuente Primordial, que es también Moksha, Paranirvana o Mukti. (1)
En otras palabras, cuando saludamos a alguien augurándole “Paz Profunda” estamos haciendo votos para que, en vinculación con su propio estado de conciencia, pueda avanzar en el sende- ro de desarrollo consciencial y alcance la paz de Dios, aquella que –en palabras de San Pablo– “está por encima del entendimiento”.
Ciertamente, la paz de los iniciados es una paz PROFUNDA que proviene del corazón y no es la misma paz SUPERFICIAL que buscan los profanos. De acuerdo con Krishnamurti: “La guerra es una mera expresión externa de nuestro estado interno, una amplificación de nuestra actividad diaria. Es más espectacular, más sangrienta, más destructiva, pero es el resultado colectivo de nuestras actividades individuales. (...) Ningún dirigente, ni gobierno, ni ejército, ni patria, va a darnos la paz. Lo que traerá la paz es la transformación interna que conducirá a la acción externa. La transformación interna no es aislamiento; no consiste en retirarse de la acción externa. Por el contrario, sólo puede haber acción verdadera cuando hay verdadero pensar; y no hay pensar verdadero cuando no hay el conocimiento propio. Si no os conocéis a vosotros mismos, no hay paz. Para poner fin a la guerra externa, debéis empezar por poner fin a la guerra en vosotros mismos”. (2)
“Antes de orar debes de comprender que detrás de todos tus deseos de objetos o de situaciones del mundo, sólo hay un deseo: la Paz Profunda. Y ese deseo último que tanto anhelas y que proyectas en los objetos y situaciones del mundo sólo lo puedes obtener en la interioridad”
(Ermitaño anónimo en “Pequeño tratado de oración contemplativa”)
Notas del texto
(1) El hito de la “Iniciación” está marcado con el número “1” en el esquema adjunto (Paz del Alma) y el de la Reintegración con el número “2” (Paz del Espíritu)
(2) Krishnamurti: “La libertad primera y última”
Estas tres etapas están directamente relacionadas con la “Paz Profunda” que no es otra cosa que un estado de conciencia superior ligado a un “hito” del Gran Sendero, recorrido en paralelo por los místicos y los iniciados.
Para los discípulos, la Paz Profunda es la Iniciación o Iluminación, el despertar del ojo interior, que los musulmanes llaman as-sakînah, el Zen Satori, los hindúes Samadhi, los budistas Bodhi, etc. Para los Adeptos –mientras tanto– la Paz Profunda significa un supra-estado de concien- cia: la Reintegración o Unión con la Fuente Primordial, que es también Moksha, Paranirvana o Mukti. (1)
En otras palabras, cuando saludamos a alguien augurándole “Paz Profunda” estamos haciendo votos para que, en vinculación con su propio estado de conciencia, pueda avanzar en el sende- ro de desarrollo consciencial y alcance la paz de Dios, aquella que –en palabras de San Pablo– “está por encima del entendimiento”.
Ciertamente, la paz de los iniciados es una paz PROFUNDA que proviene del corazón y no es la misma paz SUPERFICIAL que buscan los profanos. De acuerdo con Krishnamurti: “La guerra es una mera expresión externa de nuestro estado interno, una amplificación de nuestra actividad diaria. Es más espectacular, más sangrienta, más destructiva, pero es el resultado colectivo de nuestras actividades individuales. (...) Ningún dirigente, ni gobierno, ni ejército, ni patria, va a darnos la paz. Lo que traerá la paz es la transformación interna que conducirá a la acción externa. La transformación interna no es aislamiento; no consiste en retirarse de la acción externa. Por el contrario, sólo puede haber acción verdadera cuando hay verdadero pensar; y no hay pensar verdadero cuando no hay el conocimiento propio. Si no os conocéis a vosotros mismos, no hay paz. Para poner fin a la guerra externa, debéis empezar por poner fin a la guerra en vosotros mismos”. (2)
“Antes de orar debes de comprender que detrás de todos tus deseos de objetos o de situaciones del mundo, sólo hay un deseo: la Paz Profunda. Y ese deseo último que tanto anhelas y que proyectas en los objetos y situaciones del mundo sólo lo puedes obtener en la interioridad”
(Ermitaño anónimo en “Pequeño tratado de oración contemplativa”)
Notas del texto
(1) El hito de la “Iniciación” está marcado con el número “1” en el esquema adjunto (Paz del Alma) y el de la Reintegración con el número “2” (Paz del Espíritu)
(2) Krishnamurti: “La libertad primera y última”
La Bandera de la Paz
Daoiz Alonso
La Bandera de la Paz es un poderoso símbolo universal que fue adaptado por el artista visio- nario Nicholas Roerich para servir como un emblema por el deseo de la cultura humana de elevarse por encima de la guerra.
Esta bandera fue creada en el Acuerdo Roerich de la Paz , firmado por veintiún Países de Amé- rica en la Casa Blanca el 15 de Abril de 1935.
En 1937 el Pacto Roerich fue ratificado por todos los países que integraban la Liga de las Na- ciones, precursora de las Naciones Unidas. Y en 1957 fue aceptada por 77 paises incluidos los Países del Bloque Socialista.
El logo de la Bandera, que ya aparece en la Historia de la Humanidad hace 9.000 años, está con- figurado por tres esferas formando un triángulo con el vértice hacia arriba, en color magenta sobre fondo blanco que simboliza la Ciencia , la Espiritualidad y el Arte unidos por el círculo de la Cultura.
En estos momentos tan decisivos para nuestro Planeta, el Pacto Roerich habla a todas las con- ciencias, instándolas a vivir la Unidad en la Diversidad para lograr, en armonía, un mundo mejor unidos por la Paz.
La Bandera de la Paz es un poderoso símbolo universal que fue adaptado por el artista visio- nario Nicholas Roerich para servir como un emblema por el deseo de la cultura humana de elevarse por encima de la guerra.
Esta bandera fue creada en el Acuerdo Roerich de la Paz , firmado por veintiún Países de Amé- rica en la Casa Blanca el 15 de Abril de 1935.
En 1937 el Pacto Roerich fue ratificado por todos los países que integraban la Liga de las Na- ciones, precursora de las Naciones Unidas. Y en 1957 fue aceptada por 77 paises incluidos los Países del Bloque Socialista.
El logo de la Bandera, que ya aparece en la Historia de la Humanidad hace 9.000 años, está con- figurado por tres esferas formando un triángulo con el vértice hacia arriba, en color magenta sobre fondo blanco que simboliza la Ciencia , la Espiritualidad y el Arte unidos por el círculo de la Cultura.
En estos momentos tan decisivos para nuestro Planeta, el Pacto Roerich habla a todas las con- ciencias, instándolas a vivir la Unidad en la Diversidad para lograr, en armonía, un mundo mejor unidos por la Paz.
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Simbolismo de la bandera
El creador de la bandera, el artista ruso Nicholas Roerich señaló que “el símbolo propuesto tiene en el fondo blanco tres esferas de color rojo unidos como un símbolo de la eternidad y la unidad”.
Diferentes culturas respetan y hasta reverencian éste símbolo de las tres esferas, que en su más profunda interpretación constituye la Trinidad o Tríada.
En la India es conocido como el “Chintamani” o símbolo de la felicidad, pues sólo cuando se logra la Paz interior es cuando podemos ser verdaderamente felices. Para la Cultura Maya en América, el símbolo de la Bandera que aparece en Yaxchilan, significa “Incan-Inkaten-Ucha- gen” que significa: “Quiero, puedo y soy pacífico”.
Para la religión budista es un símbolo muy respetado, pues es la representación del Padre, Ma- dre e hijo. Su santidad el XIV Dalai Lama, quien recibió la Bandera de la Paz de manos de la Presidenta del Comité Internacional de la Bandera de la Paz en Dharamsala, India, donde vive el Pueblo del Tibet en el exilio, lo ha incluido algunas veces en la iniciación del Kalachakra.
Para los tibetanos, el Símbolo de las tres esferas, rodeadas por un círculo, representa el disolve- dor de la oscuridad, pues donde hay luz, no puede haber oscuridad.
En la Iglesia Católica, se emplea con el profundo significado de la Trinidad y un solo Dios ver- dadero: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Para los Teósofos representa el Triple Logos, mientras que para los Rosacruces es una alusión a la Luz, la Vida y el Amor como un canal eficaz para alcanzar la Paz Profunda.
La medicina tradicional china explica que las tres esferas del diseño escogido por Nicholas Roerich para Bandera de la Paz se encuentra en el campo electro magnético o aura de los hom- bres. Conforme su ser comienza a evolucionar espiritualmente y logra elevar su frecuencia vi- bratoria, estas tres esferas magnéticas se unen en la “corona” de su cabeza, por encima de lo que ellos llaman meridiano núme- ro 24 y así se conforma el Símbolo de la Bande- ra. Al tomar conciencia de ello y armonizar sus pensamientos, palabras y acciones, el hombre se integra entonándose con
El creador de la bandera, el artista ruso Nicholas Roerich señaló que “el símbolo propuesto tiene en el fondo blanco tres esferas de color rojo unidos como un símbolo de la eternidad y la unidad”.
Diferentes culturas respetan y hasta reverencian éste símbolo de las tres esferas, que en su más profunda interpretación constituye la Trinidad o Tríada.
En la India es conocido como el “Chintamani” o símbolo de la felicidad, pues sólo cuando se logra la Paz interior es cuando podemos ser verdaderamente felices. Para la Cultura Maya en América, el símbolo de la Bandera que aparece en Yaxchilan, significa “Incan-Inkaten-Ucha- gen” que significa: “Quiero, puedo y soy pacífico”.
Para la religión budista es un símbolo muy respetado, pues es la representación del Padre, Ma- dre e hijo. Su santidad el XIV Dalai Lama, quien recibió la Bandera de la Paz de manos de la Presidenta del Comité Internacional de la Bandera de la Paz en Dharamsala, India, donde vive el Pueblo del Tibet en el exilio, lo ha incluido algunas veces en la iniciación del Kalachakra.
Para los tibetanos, el Símbolo de las tres esferas, rodeadas por un círculo, representa el disolve- dor de la oscuridad, pues donde hay luz, no puede haber oscuridad.
En la Iglesia Católica, se emplea con el profundo significado de la Trinidad y un solo Dios ver- dadero: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Para los Teósofos representa el Triple Logos, mientras que para los Rosacruces es una alusión a la Luz, la Vida y el Amor como un canal eficaz para alcanzar la Paz Profunda.
La medicina tradicional china explica que las tres esferas del diseño escogido por Nicholas Roerich para Bandera de la Paz se encuentra en el campo electro magnético o aura de los hom- bres. Conforme su ser comienza a evolucionar espiritualmente y logra elevar su frecuencia vi- bratoria, estas tres esferas magnéticas se unen en la “corona” de su cabeza, por encima de lo que ellos llaman meridiano núme- ro 24 y así se conforma el Símbolo de la Bande- ra. Al tomar conciencia de ello y armonizar sus pensamientos, palabras y acciones, el hombre se integra entonándose con
El Dalai Lama recibe la Bandera de la Paz
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la frecuencia dentro del círculo. Esta vibración elevada está en resonancia con aquellos seres
que están capacitados para contribuir con sus acciones a la Paz del Planeta, respetando así la
armonía del Universo.
Portar la bandera
Permitámonos a nosotros mismos salir del malentendido que tenemos sobre la Paz. No se tra- ta de algo externo que se pueda adquirir por honores, poder o dinero. La Paz auténtica debe comenzar a irradiar primeramente desde nosotros mismos. De ahí a nuestro núcleo familiar, a nuestras instituciones, a nuestro país, a nuestro continente, a nuestro planeta y al Universo.
La Paz se encuentra en el ser, no en el poseer. Se irradia desde nuestro centro al exterior, pero no del exterior a nuestro centro. Si entendemos con claridad que la Bandera de la Paz somos nosotros mismos y vivimos cada día el símbolo en nuestros pensamientos, palabras y acciones, lograremos ser hombres y mujeres integrados con nuestro Ser Interior y con el Universo. Es en este contexto que podemos darle nuestro propio significado al símbolo.
¡Seamos portadores de la bandera de la paz! ¡Aquí y ahora!
Artículo basado en escritos de Alicia Rodríguez
Portar la bandera
Permitámonos a nosotros mismos salir del malentendido que tenemos sobre la Paz. No se tra- ta de algo externo que se pueda adquirir por honores, poder o dinero. La Paz auténtica debe comenzar a irradiar primeramente desde nosotros mismos. De ahí a nuestro núcleo familiar, a nuestras instituciones, a nuestro país, a nuestro continente, a nuestro planeta y al Universo.
La Paz se encuentra en el ser, no en el poseer. Se irradia desde nuestro centro al exterior, pero no del exterior a nuestro centro. Si entendemos con claridad que la Bandera de la Paz somos nosotros mismos y vivimos cada día el símbolo en nuestros pensamientos, palabras y acciones, lograremos ser hombres y mujeres integrados con nuestro Ser Interior y con el Universo. Es en este contexto que podemos darle nuestro propio significado al símbolo.
¡Seamos portadores de la bandera de la paz! ¡Aquí y ahora!
Artículo basado en escritos de Alicia Rodríguez
Franklin Delano Roosevelt firmando el Pacto Roerich
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Una reflexión acerca del amor conyugal
o cómo el ser humano se pierde entre la dualidad y la trinidad
Elena Almirall Arnau
La palabra “conyugal” viene, sin duda alguna, de la raíz indoeuropea “yoga” que significa unión. El “amor conyugal” se refiere a ese amor terrenal que busca la unión con aquello que supuestamente nos falta, aquello que, de alguna manera, debería complementarnos.
El ser humano, que en su origen era un ser andrógino y completo, parte de la Unidad, al “caer” en la Tierra se convierte en un ser dual pero también trinitario.
Como ser dual, siente que está partido en dos y entra a formar parte de ese mundo de apariencias, un mundo maniqueísta en que será clasificado en hombre o mujer, en bueno o malo. Y todo será, de esta manera, etiquetado para combatir o tratar de olvidar el miedo de no saber quién se es realmente. El ser humano se pierde, así, entre los contrarios y se convence de que necesita encontrar aquello que le complementa, aquello sin lo cual cree no poder vivir. En este contexto, perdido y equivocado de antemano, inicia, consciente o inconscientemente, la búsqueda de una pareja y empieza su lento caminar por el mundo de las ilusiones y los desengaños, los apegos y los miedos, las alegrías y las tristezas, la pasión y el desamor. Se entusiasma y se decepciona una y otra vez. Sueña con ello, en ocasiones. Lo combate y huye, otras veces. Busca, busca y busca pero sin saber realmente qué es lo que está buscando. El ser humano no se conoce a sí mismo, ¿cómo puede, entonces, encontrar aquello que anhela?
Y ese anhelo, ese profundo deseo que tanto persigue y tan pocas veces reconoce siquiera, no es más que el retorno a la Unidad (1), a esa androginia original en la que el ser humano no estaba separado de sí mismo.
En este mundo dual aparecen, pues, los géneros. Y así, el hombre dividido cree que debe encontrar a la mujer dividida que formaba parte de su propio ser, de su esencia original. Y si el primer problema era no conocerse a sí mismo y no saber qué era lo que buscaba, el segundo problema es no re-conocerse a sí mismo y no saber que su naturaleza terrenal es trinitaria.
Este ser caído tiene tres facetas: el cuerpo, el alma y el espíritu.
El cuerpo es la primera capa, aquella que utiliza para vivir en este mundo y no ser ajeno a él. Es la coraza externa que deberá abandonar tras la muerte pero que tantas veces identifica con su propio y único yo, apegándose a él, a sus sentidos, a sus deseos. Se convierte, éste, en el primer error de un ser perdido en su propia tiniebla.
El alma o lo que los griegos llamaban “psiqué” es la que desarrolla lo que los demás reconocerán como “nuestra personalidad”. Esta segunda capa es también prestada y se deberá renunciar a ella tarde o temprano.
La palabra “conyugal” viene, sin duda alguna, de la raíz indoeuropea “yoga” que significa unión. El “amor conyugal” se refiere a ese amor terrenal que busca la unión con aquello que supuestamente nos falta, aquello que, de alguna manera, debería complementarnos.
El ser humano, que en su origen era un ser andrógino y completo, parte de la Unidad, al “caer” en la Tierra se convierte en un ser dual pero también trinitario.
Como ser dual, siente que está partido en dos y entra a formar parte de ese mundo de apariencias, un mundo maniqueísta en que será clasificado en hombre o mujer, en bueno o malo. Y todo será, de esta manera, etiquetado para combatir o tratar de olvidar el miedo de no saber quién se es realmente. El ser humano se pierde, así, entre los contrarios y se convence de que necesita encontrar aquello que le complementa, aquello sin lo cual cree no poder vivir. En este contexto, perdido y equivocado de antemano, inicia, consciente o inconscientemente, la búsqueda de una pareja y empieza su lento caminar por el mundo de las ilusiones y los desengaños, los apegos y los miedos, las alegrías y las tristezas, la pasión y el desamor. Se entusiasma y se decepciona una y otra vez. Sueña con ello, en ocasiones. Lo combate y huye, otras veces. Busca, busca y busca pero sin saber realmente qué es lo que está buscando. El ser humano no se conoce a sí mismo, ¿cómo puede, entonces, encontrar aquello que anhela?
Y ese anhelo, ese profundo deseo que tanto persigue y tan pocas veces reconoce siquiera, no es más que el retorno a la Unidad (1), a esa androginia original en la que el ser humano no estaba separado de sí mismo.
En este mundo dual aparecen, pues, los géneros. Y así, el hombre dividido cree que debe encontrar a la mujer dividida que formaba parte de su propio ser, de su esencia original. Y si el primer problema era no conocerse a sí mismo y no saber qué era lo que buscaba, el segundo problema es no re-conocerse a sí mismo y no saber que su naturaleza terrenal es trinitaria.
Este ser caído tiene tres facetas: el cuerpo, el alma y el espíritu.
El cuerpo es la primera capa, aquella que utiliza para vivir en este mundo y no ser ajeno a él. Es la coraza externa que deberá abandonar tras la muerte pero que tantas veces identifica con su propio y único yo, apegándose a él, a sus sentidos, a sus deseos. Se convierte, éste, en el primer error de un ser perdido en su propia tiniebla.
El alma o lo que los griegos llamaban “psiqué” es la que desarrolla lo que los demás reconocerán como “nuestra personalidad”. Esta segunda capa es también prestada y se deberá renunciar a ella tarde o temprano.
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AXIS MUNDI
Está, finalmente, el espíritu. Nuestra verdadera esencia, de la que proviene nuestro más
profundo anhelo, que pertenece a la Unidad y que aspira a ser reconocida y poder así reunirse
con ella.
Volvamos, ahora, al tema del amor conyugal pues, en mi opinión, gran parte de los problemas y desengaños a los que el ser humano se enfrenta en este campo provienen del desconocimiento de estas circunstancias.
El deseo carnal y el anhelo espiritual se confunden y hacen que nos perdamos entre múltiples encuentros y desencuentros. Buscamos el reencuentro con la Unidad pero, siendo trinitarios y desconociendo nuestra fuente, nos hallamos perdidos sin saber hacia qué puerto deberíamos navegar. Escuchamos el deseo, originario de nuestro espíritu, a través de los sentidos de nuestro cuerpo y creemos que al satisfacerlos a ellos, quedará igualmente satisfecho nuestro anhelo. Pero pronto descubrimos que no es así, que nuestro deseo es insaciable. Y buscamos
Volvamos, ahora, al tema del amor conyugal pues, en mi opinión, gran parte de los problemas y desengaños a los que el ser humano se enfrenta en este campo provienen del desconocimiento de estas circunstancias.
El deseo carnal y el anhelo espiritual se confunden y hacen que nos perdamos entre múltiples encuentros y desencuentros. Buscamos el reencuentro con la Unidad pero, siendo trinitarios y desconociendo nuestra fuente, nos hallamos perdidos sin saber hacia qué puerto deberíamos navegar. Escuchamos el deseo, originario de nuestro espíritu, a través de los sentidos de nuestro cuerpo y creemos que al satisfacerlos a ellos, quedará igualmente satisfecho nuestro anhelo. Pero pronto descubrimos que no es así, que nuestro deseo es insaciable. Y buscamos
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más y más. Y seguimos persiguiendo algo que no acabamos de encontrar. Aparecen la
frustración, el desconcierto y el miedo. Y en tantas ocasiones nos quedamos estancados en
una relación que no nos entusiasma del todo por cansancio, por comodidad o por hastío. Al
fin y al cabo, ¿cuántas veces nos planteamos qué es lo que realmente necesitamos a nuestro
lado?, ¿quién puede ser un buen compañero de camino?, ¿qué es necesario para que una
relación funcione y sea duradera? Muchas relaciones de pareja tienen un buen entendimiento
sexual pero, cuando eso se acaba, el amor se derrite como un hielo en pleno verano. Otras
veces, la atracción es intelectual pero, tras años y años de competiciones dialécticas, el amor
se desinfla como un globo sin atar. No diré que ambos aspectos no sean importantes, pues
creo sinceramente que es necesario compartir el cuerpo y la mente para que una relación
pueda madurar, pero todo ello no tiene ningún peso si sus espíritus divergen.
Es, según mi parecer, la unión espiritual lo que crea ese vínculo irrompible que tan pocas parejas consiguen. Es un proyecto espiritual común, un conocimiento real de quién se es y hacia dónde se va. No se trata de complementar al otro pues todos somos, en esencia, seres completos, se trata de caminar a su lado y de ayudarle a levantarse cuando cae, se trata de aprender juntos a re-conocerse y se trata, en definitiva, de aspirar y, finalmente, alcanzar esa Unidad tan anhelada.
Notas del texto
(1) Unidad a la que las diferentes religiones han llamado Dios, Alá, Brahma, etc.
Es, según mi parecer, la unión espiritual lo que crea ese vínculo irrompible que tan pocas parejas consiguen. Es un proyecto espiritual común, un conocimiento real de quién se es y hacia dónde se va. No se trata de complementar al otro pues todos somos, en esencia, seres completos, se trata de caminar a su lado y de ayudarle a levantarse cuando cae, se trata de aprender juntos a re-conocerse y se trata, en definitiva, de aspirar y, finalmente, alcanzar esa Unidad tan anhelada.
Notas del texto
(1) Unidad a la que las diferentes religiones han llamado Dios, Alá, Brahma, etc.
MIEDO A LA LUZ
“Podemos perdonar fácilmente a un niño que le tiene miedo a la oscuri- dad, la verdadera tragedia de la vida es cuando un adulto le tiene miedo a la luz.” (Platón)
“Podemos perdonar fácilmente a un niño que le tiene miedo a la oscuri- dad, la verdadera tragedia de la vida es cuando un adulto le tiene miedo a la luz.” (Platón)
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AXIS MUNDI
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Quinto Encuentro Mundial
Programa OPI - Escuela Internacional de Filosofía Iniciática
Por quinto año consecutivo, los estudiantes del Programa de Estudios OPI y de la Escuela Internacional de Filosofía Iniciática (EIFI) se reunieron internacionalmente para compartir experiencias, disfrutar de las actividades propias de la Escuela y vivir la Fraternidad.
El lugar elegido para el evento fue la ciudad de Chosica, en Perú, contando con la participación de 49 Hermanos de Colombia, México, Perú, Uruguay, Puerto Rico, Ecuador y Chile.
Este Encuentro ha sido muy especial porque con él cerramos un ciclo “fundacional” que duró casi cinco años y abre uno nuevo, de desarrollo y fortalecimiento. Para reforzar este concepto, el día lunes 1o de diciembre de 2014 se realizó una ceremonia de re-fundación donde se presentó a los participantes el nuevo estandarte de la Obra.
Ese mismo día se realizó la primera actividad del “Hermateneo”, una iniciativa de la Escuela para los facilitadores y responsables de grupos presenciales o virtuales.
Por quinto año consecutivo, los estudiantes del Programa de Estudios OPI y de la Escuela Internacional de Filosofía Iniciática (EIFI) se reunieron internacionalmente para compartir experiencias, disfrutar de las actividades propias de la Escuela y vivir la Fraternidad.
El lugar elegido para el evento fue la ciudad de Chosica, en Perú, contando con la participación de 49 Hermanos de Colombia, México, Perú, Uruguay, Puerto Rico, Ecuador y Chile.
Este Encuentro ha sido muy especial porque con él cerramos un ciclo “fundacional” que duró casi cinco años y abre uno nuevo, de desarrollo y fortalecimiento. Para reforzar este concepto, el día lunes 1o de diciembre de 2014 se realizó una ceremonia de re-fundación donde se presentó a los participantes el nuevo estandarte de la Obra.
Ese mismo día se realizó la primera actividad del “Hermateneo”, una iniciativa de la Escuela para los facilitadores y responsables de grupos presenciales o virtuales.
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Arriba: Participantes del Encuentro Mundial en una de las conferencias
Abajo: Momento de las danzas circulares sagradas con la profesora Lena Strani
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Arriba: Una instancia en el comedor del Encuentro Mundial
Abajo: Una de las dinámicas del Hermateneo
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Arriba: Emblema del Hermateneo (izquierda) y el nuevo estandarte de la Escuela (derecha)
Abajo: Nombramiento oficial de los nuevos coordinadores (izquierda) y la llama de la Sabiduría
Antigua que prometimos mantener encendida (derecha). ¡Que así sea!
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Consejo Mundial de E.I.F.I.
El martes 2 de noviembre de 2014 sesionó una vez más el Consejo Mundial de la Escuela Inter- nacional de Filosofía Iniciática. El mismo está integrado por:
Presidente: Phileas del Montesexto (Uruguay) Vicepresidente: Víctor Herrera (Chile) Secretaria: Maricarmen Grandi (Bolivia) Tesorera: Yuri Londoño (Colombia)
Consejero: Joshua Adonai Calderón (Perú) Consejero: Yuli Becerra (Colombia) Consejero: Francisco Roldán (Ecuador) Consejero: Luis Yompián (Perú) Consejero: Marcelo de Freitas (Brasil)
En esa reunión se trataton diversos temas vinculados al rumbo de la Escuela y a la instancia de refundación, lo cual supone una versión integrada y definitiva del Programa OPI, que comen- zará en el mes de enero.
También se redactó una versión definitiva de nuestra Misión y Visión:
Visión de EIFI - OPI
Generar una vía para la promoción y vivencia de la Filosofía Perenne e Iniciática en un marco fraternal, consciente y al servicio de la humanidad.
Misión de EIFI - OPI
1. Difundir la Filosofía Iniciática a través de un programa de estudios universal, no dogmático y vivencial abierto a hombres y mujeres de todas las creencias, razas, nacionalidades o clases sociales.
2. Fortalecer un núcleo de fraternidad mediante el desarrollo de iniciativas de estudio, servicio y trabajo interior.
3. Promover el conocimiento interior para alcanzar una vida digna y consciente, en armonía con la sociedad y la naturaleza.
En la jornada también se oficializaron los nombramientos de varios coordinadores nacionales, mediante la entrega de certificados de cargo.
El martes 2 de noviembre de 2014 sesionó una vez más el Consejo Mundial de la Escuela Inter- nacional de Filosofía Iniciática. El mismo está integrado por:
Presidente: Phileas del Montesexto (Uruguay) Vicepresidente: Víctor Herrera (Chile) Secretaria: Maricarmen Grandi (Bolivia) Tesorera: Yuri Londoño (Colombia)
Consejero: Joshua Adonai Calderón (Perú) Consejero: Yuli Becerra (Colombia) Consejero: Francisco Roldán (Ecuador) Consejero: Luis Yompián (Perú) Consejero: Marcelo de Freitas (Brasil)
En esa reunión se trataton diversos temas vinculados al rumbo de la Escuela y a la instancia de refundación, lo cual supone una versión integrada y definitiva del Programa OPI, que comen- zará en el mes de enero.
También se redactó una versión definitiva de nuestra Misión y Visión:
Visión de EIFI - OPI
Generar una vía para la promoción y vivencia de la Filosofía Perenne e Iniciática en un marco fraternal, consciente y al servicio de la humanidad.
Misión de EIFI - OPI
1. Difundir la Filosofía Iniciática a través de un programa de estudios universal, no dogmático y vivencial abierto a hombres y mujeres de todas las creencias, razas, nacionalidades o clases sociales.
2. Fortalecer un núcleo de fraternidad mediante el desarrollo de iniciativas de estudio, servicio y trabajo interior.
3. Promover el conocimiento interior para alcanzar una vida digna y consciente, en armonía con la sociedad y la naturaleza.
En la jornada también se oficializaron los nombramientos de varios coordinadores nacionales, mediante la entrega de certificados de cargo.
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El taxi de Rodrigo
Rodrigo estaba haciendo fila para poder ir al aeropuerto.
Cuando un taxista se acercó, lo primero que notó fue que el taxi estaba limpio y brillante. El chofer bien vestido con una camisa blanca, corbata negra y pantalones negros muy bien plan- chados, el taxista salió del auto, dio la vuelta y le abrió la puerta trasera del taxi.
Le alcanzó un cartón plastificado y le dijo: yo soy Willy, su chofer. Mientras pongo su maleta en el portaequipaje me gustaría que lea mi Misión.
Después de sentarse, Rodrigo leyó la tarjeta: Misión de Willy: “Hacer llegar a mis clientes a su destino final de la manera mas rápida, segura y económica posible, brindándole un ambiente amigable”.
Rodrigo quedó impactado. Especialmente cuando se dio cuenta que el interior del taxi estaba igual que el exterior, limpio sin una mancha.
Mientras se acomodaba detrás del volante Willy le dijo, “¿Le gustaría un café? Tengo unos ter- mos con café regular y descafeinado”. Rodrigo bromeando le dijo: “No, preferiría un refresco”.
Willy sonrío y dijo: “No hay problema tengo un hielera con refresco de Cola regular y dietética, agua y jugo de naranja”. Casi tartamudeando Rodrigo le dijo: “Tomaré la Cola dietética”.
Pasándole su bebida, Willy le dijo, “Si desea usted algo para leer, tengo Etiqueta Negra, Caretas, El Comercio y Selecciones”.
Al comenzar el viaje, Willy le pasó a Rodrigo otro cartón plastificado. “Éstas son las estaciones de radio que tengo y la lista de canciones que tocan, si desea escuchar la radio”.
Y como si esto no fuera demasiado, Willy le dijo que tenía el aire acondicionado encendido y preguntó si la temperatura estaba bien para él. Luego le avisó cuál sería la mejor ruta a su des- tino a esta hora del día.
También le hizo conocer que estaría contento de conversar con él o, si prefería, lo dejaría solo en sus meditaciones.
–Dime Willy –le pregunto asombrado Rodrigo– ¿siempre has atendido a tus clientes así?
Willy sonrió a través del espejo retrovisor. “No, no siempre. De hecho, solamente los dos últi- mos años. Mis primeros cinco años manejando los gasté la mayor parte del tiempo quejándo- me igual que el resto de los taxistas. Un día escuché en la radio acerca del Dr. Dyer un “gurú” del desarrollo personal. El acababa de escribir un libro llamado “Tú lo obtendrás cuando creas en ello”. Dyer decía que si tú te levantas en la mañana esperando tener un mal día, seguro que
Rodrigo estaba haciendo fila para poder ir al aeropuerto.
Cuando un taxista se acercó, lo primero que notó fue que el taxi estaba limpio y brillante. El chofer bien vestido con una camisa blanca, corbata negra y pantalones negros muy bien plan- chados, el taxista salió del auto, dio la vuelta y le abrió la puerta trasera del taxi.
Le alcanzó un cartón plastificado y le dijo: yo soy Willy, su chofer. Mientras pongo su maleta en el portaequipaje me gustaría que lea mi Misión.
Después de sentarse, Rodrigo leyó la tarjeta: Misión de Willy: “Hacer llegar a mis clientes a su destino final de la manera mas rápida, segura y económica posible, brindándole un ambiente amigable”.
Rodrigo quedó impactado. Especialmente cuando se dio cuenta que el interior del taxi estaba igual que el exterior, limpio sin una mancha.
Mientras se acomodaba detrás del volante Willy le dijo, “¿Le gustaría un café? Tengo unos ter- mos con café regular y descafeinado”. Rodrigo bromeando le dijo: “No, preferiría un refresco”.
Willy sonrío y dijo: “No hay problema tengo un hielera con refresco de Cola regular y dietética, agua y jugo de naranja”. Casi tartamudeando Rodrigo le dijo: “Tomaré la Cola dietética”.
Pasándole su bebida, Willy le dijo, “Si desea usted algo para leer, tengo Etiqueta Negra, Caretas, El Comercio y Selecciones”.
Al comenzar el viaje, Willy le pasó a Rodrigo otro cartón plastificado. “Éstas son las estaciones de radio que tengo y la lista de canciones que tocan, si desea escuchar la radio”.
Y como si esto no fuera demasiado, Willy le dijo que tenía el aire acondicionado encendido y preguntó si la temperatura estaba bien para él. Luego le avisó cuál sería la mejor ruta a su des- tino a esta hora del día.
También le hizo conocer que estaría contento de conversar con él o, si prefería, lo dejaría solo en sus meditaciones.
–Dime Willy –le pregunto asombrado Rodrigo– ¿siempre has atendido a tus clientes así?
Willy sonrió a través del espejo retrovisor. “No, no siempre. De hecho, solamente los dos últi- mos años. Mis primeros cinco años manejando los gasté la mayor parte del tiempo quejándo- me igual que el resto de los taxistas. Un día escuché en la radio acerca del Dr. Dyer un “gurú” del desarrollo personal. El acababa de escribir un libro llamado “Tú lo obtendrás cuando creas en ello”. Dyer decía que si tú te levantas en la mañana esperando tener un mal día, seguro que
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lo tendrás, muy rara vez no se te cumplirá. Él decía: Deja de quejarte. Sé diferente de tu com-
petencia. No seas un pato, sé un águila. Los patos sólo hacen ruido y se quejan, las águilas se
elevan por encima del grupo”.
“Esto me llegó aquí, en medio de los ojos”, dijo Willy. “Dyer estaba realmente hablando de mí. Yo estaba todo el tiempo haciendo ruido y quejándome, entonces decidí cambiar mi actitud y ser un águila. Miré alrededor a otros taxis y sus choferes, los taxis estaban sucios, los choferes no eran amigables y los clientes no estaban contentos. Entonces decidí hacer algunos cambios. Uno a la vez. Cuando mis clientes respondieron bien, hice más cambios”.
“Se nota que los cambios te han pagado”, le dijo Rodrigo.
“Sí, seguro que sí”, le dijo Willy. “Mi primer año de águila dupliqué mis ingresos con respecto al año anterior. Este año posiblemente lo cuadriplique. Usted tuvo suerte de tomar mi taxi hoy. Usualmente ya no estoy en la parada de taxis. Mis clientes hacen reservación a través de mi celular o dejan mensajes en mi contestador. Si yo no puedo servirlos, consigo un amigo taxista águila confiable para que haga el servicio”.
Willy era fenomenal. Estaba haciendo el servicio de una limusina en un taxi normal.
Posiblemente haya contado esta historia a más de cincuenta taxistas, y solamente dos tomaron la idea y la desarrollaron. Cuando voy a sus ciudades, los llamo a ellos. El resto de los taxistas hacen bulla como los patos y me cuentan todas las razones por las que no pueden hacer nada de lo que les sugería.
Willy el taxista, tomó una diferente alternativa: él decidió dejar de hacer ruido y quejarse como los patos y volar por encima del grupo como las águilas.
No importa si trabajas en una oficina, en mantenimiento, eres maestro, servidor público, po- lítico, ejecutivo, empleado o profesionista, ¿Cómo te comportas? ¿Te dedicas a hacer ruido y a quejarte? ¿Te estás elevando por encima de los otros?
“Esto me llegó aquí, en medio de los ojos”, dijo Willy. “Dyer estaba realmente hablando de mí. Yo estaba todo el tiempo haciendo ruido y quejándome, entonces decidí cambiar mi actitud y ser un águila. Miré alrededor a otros taxis y sus choferes, los taxis estaban sucios, los choferes no eran amigables y los clientes no estaban contentos. Entonces decidí hacer algunos cambios. Uno a la vez. Cuando mis clientes respondieron bien, hice más cambios”.
“Se nota que los cambios te han pagado”, le dijo Rodrigo.
“Sí, seguro que sí”, le dijo Willy. “Mi primer año de águila dupliqué mis ingresos con respecto al año anterior. Este año posiblemente lo cuadriplique. Usted tuvo suerte de tomar mi taxi hoy. Usualmente ya no estoy en la parada de taxis. Mis clientes hacen reservación a través de mi celular o dejan mensajes en mi contestador. Si yo no puedo servirlos, consigo un amigo taxista águila confiable para que haga el servicio”.
Willy era fenomenal. Estaba haciendo el servicio de una limusina en un taxi normal.
Posiblemente haya contado esta historia a más de cincuenta taxistas, y solamente dos tomaron la idea y la desarrollaron. Cuando voy a sus ciudades, los llamo a ellos. El resto de los taxistas hacen bulla como los patos y me cuentan todas las razones por las que no pueden hacer nada de lo que les sugería.
Willy el taxista, tomó una diferente alternativa: él decidió dejar de hacer ruido y quejarse como los patos y volar por encima del grupo como las águilas.
No importa si trabajas en una oficina, en mantenimiento, eres maestro, servidor público, po- lítico, ejecutivo, empleado o profesionista, ¿Cómo te comportas? ¿Te dedicas a hacer ruido y a quejarte? ¿Te estás elevando por encima de los otros?
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El Tao de la Carretera (XV)
José Rubio Sánchez y José Miguel Cuesta
Tiempo de meditar, tiempo de actuar
“Obrad activamente cuando sea hora de obrar, y entretanto esperad con paciencia que llegue esta hora. Colocaos en concordancia con el flujo y reflujo de los negocios de la vida, a fin de que apoyados en la naturaleza y en la ley y con la verdad y la bondad por faro, seáis capaces de obrar maravillas. La ignorancia de esta ley tiene por consecuencia alternativas de irreflexivo entusias- mo por una parte y de abatimiento y desconsuelo por otra, siendo así el hombre esclavo de la marea de la vida cuando debiera ser su dueño”. H.P. Blavatsky, Ocultismo Práctico
Cuando conducimos, en ocasiones nos encontramos con túneles. Entonces desaparece la luz y nos sumergimos en la oscuridad; incluso, si hay mucha luz fuera, por un momento nuestros ojos se cierran hasta que se acostumbran a la pobre claridad del interior. A veces nuestro vehí- culo se sumerge bajo unas negras nubes que poco antes no existían, las que nos envuelven con su niebla, su frío, y, tal vez, con desgarradores truenos e insistente lluvia.
Cuando conducimos, estas y otras inclemencias aparecen interfiriendo nuestro viaje. Si el con- ductor es experimentado, sabrá cómo reaccionar de la manera más adecuada en cada momen- to: colocará cadenas en las ruedas cuando haya nieve, aminorará la velocidad en las curvas para no derrapar si el suelo está resbaladizo, etc.
Del mismo modo, siguiendo nuestro método comparativo inspirado en la Sabiduría Tradicio- nal, podemos apreciar que en la vida del Peregrino surgen, de cuando en cuando, nubes tor- mentosas que lo inundan de depresión, túneles de los que cree que nunca saldrá ni verá la luz, o largos períodos nevados que le impiden avanzar. Pero, del mismo modo que el conductor tiene la seguridad de que el túnel o la tormenta son circunstancias pasajeras, que tienen un final, el Peregrino debería entender que lo mismo ocurrirá con sus problemas, que son sólo transitorias desgracias ante las que hay que tomar medidas, pero no hundirse.
Es posible que si llueve a mares u océanos tenga que reducir la velocidad o incluso parar en el arcén, esperando que amaine la parte más ruda de la tormenta. Pero en todo momento, el conductor sabe que la situación es pasajera; se adapta a la ocasión, tomando las precauciones adecuadas.
Cuando se adquiere esa visión trascendente, al igual que el conductor dice: “Vaya, menuda tormenta se nos viene encima”, o “¡en qué zona de curvas entramos!”, el Viajero debería poder decir lo mismo: “Bueno, otro problema en el horizonte, vamos a prepararnos”. Y aprovechar esos instantes para, incluso en los períodos más oscuros de la vida, reflexionar, meditar, sacar provecho del nuevo período vital. Es nuestra experiencia que se aprende más de las crisis y momentos oscuros, que de los luminosos.
Tiempo de meditar, tiempo de actuar
“Obrad activamente cuando sea hora de obrar, y entretanto esperad con paciencia que llegue esta hora. Colocaos en concordancia con el flujo y reflujo de los negocios de la vida, a fin de que apoyados en la naturaleza y en la ley y con la verdad y la bondad por faro, seáis capaces de obrar maravillas. La ignorancia de esta ley tiene por consecuencia alternativas de irreflexivo entusias- mo por una parte y de abatimiento y desconsuelo por otra, siendo así el hombre esclavo de la marea de la vida cuando debiera ser su dueño”. H.P. Blavatsky, Ocultismo Práctico
Cuando conducimos, en ocasiones nos encontramos con túneles. Entonces desaparece la luz y nos sumergimos en la oscuridad; incluso, si hay mucha luz fuera, por un momento nuestros ojos se cierran hasta que se acostumbran a la pobre claridad del interior. A veces nuestro vehí- culo se sumerge bajo unas negras nubes que poco antes no existían, las que nos envuelven con su niebla, su frío, y, tal vez, con desgarradores truenos e insistente lluvia.
Cuando conducimos, estas y otras inclemencias aparecen interfiriendo nuestro viaje. Si el con- ductor es experimentado, sabrá cómo reaccionar de la manera más adecuada en cada momen- to: colocará cadenas en las ruedas cuando haya nieve, aminorará la velocidad en las curvas para no derrapar si el suelo está resbaladizo, etc.
Del mismo modo, siguiendo nuestro método comparativo inspirado en la Sabiduría Tradicio- nal, podemos apreciar que en la vida del Peregrino surgen, de cuando en cuando, nubes tor- mentosas que lo inundan de depresión, túneles de los que cree que nunca saldrá ni verá la luz, o largos períodos nevados que le impiden avanzar. Pero, del mismo modo que el conductor tiene la seguridad de que el túnel o la tormenta son circunstancias pasajeras, que tienen un final, el Peregrino debería entender que lo mismo ocurrirá con sus problemas, que son sólo transitorias desgracias ante las que hay que tomar medidas, pero no hundirse.
Es posible que si llueve a mares u océanos tenga que reducir la velocidad o incluso parar en el arcén, esperando que amaine la parte más ruda de la tormenta. Pero en todo momento, el conductor sabe que la situación es pasajera; se adapta a la ocasión, tomando las precauciones adecuadas.
Cuando se adquiere esa visión trascendente, al igual que el conductor dice: “Vaya, menuda tormenta se nos viene encima”, o “¡en qué zona de curvas entramos!”, el Viajero debería poder decir lo mismo: “Bueno, otro problema en el horizonte, vamos a prepararnos”. Y aprovechar esos instantes para, incluso en los períodos más oscuros de la vida, reflexionar, meditar, sacar provecho del nuevo período vital. Es nuestra experiencia que se aprende más de las crisis y momentos oscuros, que de los luminosos.
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En el hermetismo existe un axioma que dice: “Hay unos momentos para actuar y otros para
esperar”. Cuando hay que actuar, se actúa, y cuando hay que esperar, se espera; obvio. Pero de
nada sirve actuar cuando es el momento de esperar, puesto que no se podrá adelantar práctica-
mente nada. Es decir, es de sabios comprender en qué momentos de la vida nos encontramos
y actuar en consecuencia. El conocimiento de los Ciclos, hoy popularizado con el concepto de
“biorritmos” o, incluso, “cronobiología”, entiende que hay determinados instantes del día, de
la semana, del mes y del año, más adecuados para cada actividad: Estudiar, dormir, practicar
deporte, meditar, hacer el amor...., y conocer esos ritmos y adaptarse a ellos es de sabios, más
todavía en nuestro eterno ejemplo de la conducción.
En Oriente, aún hoy, los monjes budistas, cuando arrecia el monzón y llega la época de las lluvias, se refugian en el monasterio del que han estado ausentes el resto del año predicando la doctrina del Buda; allí estudian y meditan. No lo toman como una desgracia, sino como el lógico devenir cíclico de la naturaleza. Cuando amaina el monzón, salen de nuevo a sembrar las enseñanzas del Maestro.
La concentración
Al conducir, el sentido más despierto que debe tener un conductor es la atención. De ella ya hemos hablado. Pero la atención, unida a la concentración, es el gran secreto para sobrevivir en la jungla del asfalto. Si la aderezamos con un poco de “hábitos firmemente asentados” y una
En Oriente, aún hoy, los monjes budistas, cuando arrecia el monzón y llega la época de las lluvias, se refugian en el monasterio del que han estado ausentes el resto del año predicando la doctrina del Buda; allí estudian y meditan. No lo toman como una desgracia, sino como el lógico devenir cíclico de la naturaleza. Cuando amaina el monzón, salen de nuevo a sembrar las enseñanzas del Maestro.
La concentración
Al conducir, el sentido más despierto que debe tener un conductor es la atención. De ella ya hemos hablado. Pero la atención, unida a la concentración, es el gran secreto para sobrevivir en la jungla del asfalto. Si la aderezamos con un poco de “hábitos firmemente asentados” y una
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AXIS MUNDI
pizca de “instinto de supervivencia”, el cuerpo, el vehículo físico, el sthula sharira hindú estará
alerta y podrá adelantarse a posibles conflictos.
En realidad la atención y la concentración son indispensables en cualquier faceta de la vida, y el dominio de estas virtudes era una de las primeras a desarrollar por la educación clásica y, sobre todo, en los Centros Iniciáticos de todos los tiempos. En Egipto, sin ir más lejos, la ser- piente encrespada y atenta del tocado de los faraones simbolizaba una conciencia despierta, y en China, en los monasterios tipo Shaolin, los discípulos se entrenaban para desarrollar esta capacidad como “base” de todas las demás. Recordemos, por ejemplo, aquel joven que llegó ilusionado al monasterio, esperando ser instruido en el arte del sable. Su maestro, entre otras “torturas inconfesables”, iba por la noche y le golpeaba con un bastón, buscando conseguir que estuviera atento incluso en la cama.
La soledad
“Qué solos se quedan los muertos”, escribe nuestro ilustre Bécquer, y qué solo se encuentra el conductor nocturno que, lejos de sus amados, viaja deslizándose por los ríos de la noche. Mientras las luces de la carretera lo deslumbran y el sueño le acecha, sus pensamientos le entre- tienen, o las voces de la radio amigable lo confortan.
Pensamientos fugaces, reflexiones extrañas que nacen y mueren en su mente en horas intem- pestivas; ideas ligeras o profundas que viajan con él y no lo dejan solo, aunque solo está en la pequeña cárcel que es el vehículo con el que circula.
Como solos vamos en realidad por la vida, con la carga de nuestros pensamientos, con el calor de nuestras ilusiones y con la tristeza de nuestros fracasos.
El Alma Peregrina camina por los campos de estrellas y nadie puede reemplazarla en su viaje.
En realidad la atención y la concentración son indispensables en cualquier faceta de la vida, y el dominio de estas virtudes era una de las primeras a desarrollar por la educación clásica y, sobre todo, en los Centros Iniciáticos de todos los tiempos. En Egipto, sin ir más lejos, la ser- piente encrespada y atenta del tocado de los faraones simbolizaba una conciencia despierta, y en China, en los monasterios tipo Shaolin, los discípulos se entrenaban para desarrollar esta capacidad como “base” de todas las demás. Recordemos, por ejemplo, aquel joven que llegó ilusionado al monasterio, esperando ser instruido en el arte del sable. Su maestro, entre otras “torturas inconfesables”, iba por la noche y le golpeaba con un bastón, buscando conseguir que estuviera atento incluso en la cama.
La soledad
“Qué solos se quedan los muertos”, escribe nuestro ilustre Bécquer, y qué solo se encuentra el conductor nocturno que, lejos de sus amados, viaja deslizándose por los ríos de la noche. Mientras las luces de la carretera lo deslumbran y el sueño le acecha, sus pensamientos le entre- tienen, o las voces de la radio amigable lo confortan.
Pensamientos fugaces, reflexiones extrañas que nacen y mueren en su mente en horas intem- pestivas; ideas ligeras o profundas que viajan con él y no lo dejan solo, aunque solo está en la pequeña cárcel que es el vehículo con el que circula.
Como solos vamos en realidad por la vida, con la carga de nuestros pensamientos, con el calor de nuestras ilusiones y con la tristeza de nuestros fracasos.
El Alma Peregrina camina por los campos de estrellas y nadie puede reemplazarla en su viaje.
SONREÍR PARA LA PAZ
“Si en nuestra vida cotidiana pode- mos sonreír, si podemos ser pacífi- cos y felices, no sólo nosotros, sino todo el mundo se beneficiará con ello. Esta es la forma más básica de trabajar para la paz.”
(Thich Nhat Hanh)
“Si en nuestra vida cotidiana pode- mos sonreír, si podemos ser pacífi- cos y felices, no sólo nosotros, sino todo el mundo se beneficiará con ello. Esta es la forma más básica de trabajar para la paz.”
(Thich Nhat Hanh)
AXIS MUNDI 23
Cuando Nuevo Año se escribe con C
Eduardo Ciotola Mosnich
Se escribe con C de Corazón, porque de ahí emana la Cordialidad.
Se escribe con C de Comunidad, entendida como la Unidad Común o la Común Unidad que nos recuerda el origen único del que todos procedemos y hacia donde todos retornamos.
Se escribe con C de Comunicación, proceso de doble vía en el que, gracias a la Empatía, bus- camos entender y ser entendidos.
Se escribe con C de Comprensión, expresión que connota el acto de abarcar e incluir sin olvidar las particularidades que nos diferencian y nos hace únicos e irreproducibles en el Multiverso.
Se escribe con C de Convicciones, expresión sana de la Fe entendida como el absoluto con- vencimiento respecto de algo. Requiere de la Prudencia para compartirlo y de la Tolerancia para mantenerlo vigente sin fanatismo.
Se escribe con C de Compartir con Caridad, expresión hermosa de la Bondad que se congra- tula en la entrega generosa e incondicionada.
Se escribe con C de Crecimiento cuando permitimos que el Niño Interior que todos conser- vamos en nuestro Corazón, crezca libre, sano, robusto, feliz y próspero.
Se escribe con C de Cristificación, entendida como la Energía esencial del Crístico Místico, comprensible a través del Silenciamiento y la creación del espacio propicio para entender su mensaje e inspiración.
Se escribe con C de Calidez entendida como la temperatura afectiva e ideal en la cual se conserva lo valioso.
Se escribe con C de Conservación, espacio y momento en el cual mantenemos lo Bueno, lo Bello y lo Justo tanto para otros como para nosotros mismos. Conservar con Calidez permi- te guardar las experiencias para rememorar y no para recordar, porque nadie sale bien de un recuerdo, pero sale fortalecido de la rememoración y la añoranza.
Con todo este conjunto de cosas, comprenderemos cuánta completura conseguimos al cons- truir en cada Corazón, una casita para conservar cálidamente al Cristo cotidiano.
Que Cristo continúe creciendo contigo.
Se escribe con C de Corazón, porque de ahí emana la Cordialidad.
Se escribe con C de Comunidad, entendida como la Unidad Común o la Común Unidad que nos recuerda el origen único del que todos procedemos y hacia donde todos retornamos.
Se escribe con C de Comunicación, proceso de doble vía en el que, gracias a la Empatía, bus- camos entender y ser entendidos.
Se escribe con C de Comprensión, expresión que connota el acto de abarcar e incluir sin olvidar las particularidades que nos diferencian y nos hace únicos e irreproducibles en el Multiverso.
Se escribe con C de Convicciones, expresión sana de la Fe entendida como el absoluto con- vencimiento respecto de algo. Requiere de la Prudencia para compartirlo y de la Tolerancia para mantenerlo vigente sin fanatismo.
Se escribe con C de Compartir con Caridad, expresión hermosa de la Bondad que se congra- tula en la entrega generosa e incondicionada.
Se escribe con C de Crecimiento cuando permitimos que el Niño Interior que todos conser- vamos en nuestro Corazón, crezca libre, sano, robusto, feliz y próspero.
Se escribe con C de Cristificación, entendida como la Energía esencial del Crístico Místico, comprensible a través del Silenciamiento y la creación del espacio propicio para entender su mensaje e inspiración.
Se escribe con C de Calidez entendida como la temperatura afectiva e ideal en la cual se conserva lo valioso.
Se escribe con C de Conservación, espacio y momento en el cual mantenemos lo Bueno, lo Bello y lo Justo tanto para otros como para nosotros mismos. Conservar con Calidez permi- te guardar las experiencias para rememorar y no para recordar, porque nadie sale bien de un recuerdo, pero sale fortalecido de la rememoración y la añoranza.
Con todo este conjunto de cosas, comprenderemos cuánta completura conseguimos al cons- truir en cada Corazón, una casita para conservar cálidamente al Cristo cotidiano.
Que Cristo continúe creciendo contigo.
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Recortes de prensa
El Dalai Lama reconoce que él puede ser el último en ostentar el título
El exiliado líder espiritual tibetano el Dalai Lama ha dicho que se da cuenta que puede ser el último en detentar la posición.
Pero le dijo a la BBC que sería mejor que la centenaria tradición cesara “en la época de un Dalai Lama popular”.
También sugirió que Reino Unido había guardado un bajo perfil con China sobre las recientes protestas en Hong Kong, debido a razones financieras.
“Sus bolsillos están más a menos vacíos, por lo que es muy importante para ellos guardar vínculos cercanos con China por razones monetarias”, le dijo a la BBC refiriéndose a Reino Unido.
Hace poco que al Dalai Lama se le negó una audiencia con el Papa cuando asistía a una conferencia de ganadores del Premio Nóbel de la Paz en Roma.
El Vaticano dijo entonces que se debía a la “delicada situación” con China.
El Dalai Lama reconoce que él puede ser el último en ostentar el título
El exiliado líder espiritual tibetano el Dalai Lama ha dicho que se da cuenta que puede ser el último en detentar la posición.
Pero le dijo a la BBC que sería mejor que la centenaria tradición cesara “en la época de un Dalai Lama popular”.
También sugirió que Reino Unido había guardado un bajo perfil con China sobre las recientes protestas en Hong Kong, debido a razones financieras.
“Sus bolsillos están más a menos vacíos, por lo que es muy importante para ellos guardar vínculos cercanos con China por razones monetarias”, le dijo a la BBC refiriéndose a Reino Unido.
Hace poco que al Dalai Lama se le negó una audiencia con el Papa cuando asistía a una conferencia de ganadores del Premio Nóbel de la Paz en Roma.
El Vaticano dijo entonces que se debía a la “delicada situación” con China.
AXIS MUNDI 25
Responsabilidad moral
En declaraciones al programa Newsnight de la BBC, el Dalai Lama dijo que la comunidad internacional tenía que hacer más para promover la democracia en China.
“China tiene muchos deseos de unirse a las corrientes principales de la economía mundial”, aseguró.
El Dalai Lama escapó de Tibet en 1959
“Deberían ser bienvenidos, pero al mismo tiempo el mundo libre tiene una responsabilidad moral de llevar a China hacia las corrientes principales de la democracia, por el propio interés de China”.
El Dalai Lama escapó a India en 1959 luego que tropas chinas aplastaran un intento de rebelión en Tíbet.
Pekín considera al ganador del Premio Nóbel de la Paz como un promotor de la división, aunque ahora defiende un “camino intermedio” con China, que busca la autonomía pero no la independencia para Tíbet.
El líder espiritual, de 79 años, aceptó que tal vez no tenga un sucesor.
“La institución del Dalai Lama cesará un día. Estas instituciones creadas por el hombre cesarán”.
“No hay garantía que después no venga un Dalai Lama estúpido, que se arruine a él o a ella mismos. Eso sería muy triste. Así que, es mucho mejor que una tradición centenaria cese en la época de un Dalai Lama bien popular”, aseguró.
El Dalai Lama ha indicado antes que planea entregar sus responsabilidades políticas a un representante electo, diciendo en 2011 que esa acción respondía a los mejores intereses del pueblo tibetano.
Tomado de “BBC Mundo”, 17/12/2014
En declaraciones al programa Newsnight de la BBC, el Dalai Lama dijo que la comunidad internacional tenía que hacer más para promover la democracia en China.
“China tiene muchos deseos de unirse a las corrientes principales de la economía mundial”, aseguró.
El Dalai Lama escapó de Tibet en 1959
“Deberían ser bienvenidos, pero al mismo tiempo el mundo libre tiene una responsabilidad moral de llevar a China hacia las corrientes principales de la democracia, por el propio interés de China”.
El Dalai Lama escapó a India en 1959 luego que tropas chinas aplastaran un intento de rebelión en Tíbet.
Pekín considera al ganador del Premio Nóbel de la Paz como un promotor de la división, aunque ahora defiende un “camino intermedio” con China, que busca la autonomía pero no la independencia para Tíbet.
El líder espiritual, de 79 años, aceptó que tal vez no tenga un sucesor.
“La institución del Dalai Lama cesará un día. Estas instituciones creadas por el hombre cesarán”.
“No hay garantía que después no venga un Dalai Lama estúpido, que se arruine a él o a ella mismos. Eso sería muy triste. Así que, es mucho mejor que una tradición centenaria cese en la época de un Dalai Lama bien popular”, aseguró.
El Dalai Lama ha indicado antes que planea entregar sus responsabilidades políticas a un representante electo, diciendo en 2011 que esa acción respondía a los mejores intereses del pueblo tibetano.
Tomado de “BBC Mundo”, 17/12/2014
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AXIS MUNDI
Bestiario del más allá
Capítulo VIII - Los estúpidos monigotes de los centros comerciales
Manuel Arduino
Siempre había presenciado con profunda desconfianza, el avance de todas las formas de propaganda y de publicidad, hipnóticas y persuasivas. Desde los inicios de las transmisiones de la televisión había percibido la perversa perfección de estas modalidades de manipulación de la opinión pública, tras un objetivo profundamente frívolo y putativo, un objetivo de segundo o tercer orden: manejar la voluntad de deseos, la voluntad personal del público a fin de conducir a la masa ciegamente hacia las góndolas de las grandes superficies comerciales, para adquirir todo tipo de productos, los más de los cuales resultan a todas luces innecesarios, accesorios o suntuarios.
Por este camino iniciado con la Universidad de París y el plan propagandístico de la Iglesia Romana, se llegará tarde o temprano al gran despeñadero moral. Incontables millones de mentes humanas trastornadas por las promesas idílicas de todo tipo de placeres y de privilegios supuestamente trascendentales, a los cuales se accedería por el solo uso de la tarjeta financiera o del desembolso recurrente de alguna suma de dinero.
El paraíso material pagable en cuotas mensuales, la terrible y deplorable bancarización de la economía, los créditos usurarios, el registro de las personas y de las almas en manos de individuos y corporaciones que ambicionan controlar el mundo a través del emblema del poder y del placer de uso más extendido: el dinero, el valor monetario y ahora las tarjetas de crédito.
Como reacción a esta contagiosa epidemia de estupidez, había decidido limitar mis gastos a lo meramente indispensable, incluso había militado en mis años mozos en grupos ambientalistas y pequeñas organizaciones que abogaban por un uso inteligente y seguro de las fuentes de energía no renovables, lo cual incluye naturalmente al mismo dinero.
Después de haber observado la vida oculta detrás de los movimientos humanos en las Bolsas de Valores, no me extrañó que el señor Leadbeater me condujera una noche hacia un gran centro comercial. Un centro comercial modelo americano, en el que había de todo un poco, desde automóviles y tractores a moda de alta costura.
El enjambre de mujeres, hombres y niños que poblaban y cubrían literalmente le espacio era algo sorprendente, poco menos que asustaba.
Alcancé a ver que de una forma relampagueante cierto tipo de criaturas saltaban y “zapateaban” sobre las cabezas de los compradores. Viéndolas más definidamente, todas esas creaciones parasitarias tenían que ver con los logos y las marcas de los productos publicitarios. Era sorprendente descubrir como la actividad presuntamente creativa de los publicistas anclaba sus raíces en la región astral, de donde obtenían energía y a la que regresaban sus prototipos animados, de una forma harto sospechosa.
El señor Leadbeater acudió en mi auxilio una vez más:
Capítulo VIII - Los estúpidos monigotes de los centros comerciales
Manuel Arduino
Siempre había presenciado con profunda desconfianza, el avance de todas las formas de propaganda y de publicidad, hipnóticas y persuasivas. Desde los inicios de las transmisiones de la televisión había percibido la perversa perfección de estas modalidades de manipulación de la opinión pública, tras un objetivo profundamente frívolo y putativo, un objetivo de segundo o tercer orden: manejar la voluntad de deseos, la voluntad personal del público a fin de conducir a la masa ciegamente hacia las góndolas de las grandes superficies comerciales, para adquirir todo tipo de productos, los más de los cuales resultan a todas luces innecesarios, accesorios o suntuarios.
Por este camino iniciado con la Universidad de París y el plan propagandístico de la Iglesia Romana, se llegará tarde o temprano al gran despeñadero moral. Incontables millones de mentes humanas trastornadas por las promesas idílicas de todo tipo de placeres y de privilegios supuestamente trascendentales, a los cuales se accedería por el solo uso de la tarjeta financiera o del desembolso recurrente de alguna suma de dinero.
El paraíso material pagable en cuotas mensuales, la terrible y deplorable bancarización de la economía, los créditos usurarios, el registro de las personas y de las almas en manos de individuos y corporaciones que ambicionan controlar el mundo a través del emblema del poder y del placer de uso más extendido: el dinero, el valor monetario y ahora las tarjetas de crédito.
Como reacción a esta contagiosa epidemia de estupidez, había decidido limitar mis gastos a lo meramente indispensable, incluso había militado en mis años mozos en grupos ambientalistas y pequeñas organizaciones que abogaban por un uso inteligente y seguro de las fuentes de energía no renovables, lo cual incluye naturalmente al mismo dinero.
Después de haber observado la vida oculta detrás de los movimientos humanos en las Bolsas de Valores, no me extrañó que el señor Leadbeater me condujera una noche hacia un gran centro comercial. Un centro comercial modelo americano, en el que había de todo un poco, desde automóviles y tractores a moda de alta costura.
El enjambre de mujeres, hombres y niños que poblaban y cubrían literalmente le espacio era algo sorprendente, poco menos que asustaba.
Alcancé a ver que de una forma relampagueante cierto tipo de criaturas saltaban y “zapateaban” sobre las cabezas de los compradores. Viéndolas más definidamente, todas esas creaciones parasitarias tenían que ver con los logos y las marcas de los productos publicitarios. Era sorprendente descubrir como la actividad presuntamente creativa de los publicistas anclaba sus raíces en la región astral, de donde obtenían energía y a la que regresaban sus prototipos animados, de una forma harto sospechosa.
El señor Leadbeater acudió en mi auxilio una vez más:
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Dibujo: Grillo
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-Esos monigotes que repican sobre las cabezas de los visitantes representan el deseo, la
ambición y la urgente e ignorante compulsión por conseguir satisfacción por cualquier medio.
Son monigotes surgidos del entrejuego mental entre los creativos del campo de la publicidad
y los propios consumidores, deslumbrados por la nota novedosa, por la propuesta de última
generación, por la “mentirilla piadosa de la fantasía publicitaria”, por cuanto espejismo tonto
aparezca en el mercado. De una manera todavía más perniciosa las concepciones ligadas a
la felicidad como un bien propio del mercado han alimentado la mente de las personas y de
algunas colectividades humanas particularmente; la siniestra idea de que se pueden comprar
las cosas de verdadero valor, de que la felicidad y el dinero son las dos caras de una misma
moneda. Si usted observa la forma como las personas, incluso los niños, se rascan la cabeza,
el bolsillo, en fin, las zonas por donde juguetean esos monigotes estúpidos, apreciará la fuerte
incidencia que los mismos tienen sobre sus movimientos, sus tics y en última instancia sobre
sus decisiones finales en el gran mercado de la obscenidad consumista mundial. Toda la
intrigante literatura encomiástica de las marcas y del mercado, no es más que un execrable y
espurio recurso del egoísmo mundial, del enorme espejismo que campea sobre las almas en
el planeta, dirigido o directamente utilizado por las Fuerzas Oscuras para su plan siniestro.
Plan que consiste, entre otras cosas, en mercantilizar a tal extremo la vida humana, que el
individuo pierda todo contacto con la fuente interior donde reside la verdadera y perdurable
riqueza, la riqueza de los bienes del espíritu.
Observé también que sobrevolaban el espacio inmenso del gran centro comercial algo así como formas meteóricas, como bólidos de luz que por momentos estallaban y lanzaban chispas o pequeñas estrellas semejantes a las de las luces de Bengala.
-Usted está contemplando el resultado colectivo de la ilusión, del encantamiento, de las falsas y fatuas luces de la credulidad y de la superstición materialista. Miles, millones de mentes confiadas en esta suerte de locura materialista le dan vida a esas formas meteóricas que, como petardos en las celebraciones tradicionales, surcan el espacio sobre las cabezas de la multitud de compras, ejemplificando el tipo de sentimientos eufóricos que todos aquí experimentan por igual en mayor o menor medida. Este mismo poder mental involuntario, una vez que es controlado, plenamente dominado y dirigido a la emanación de formas mentales constructoras y sanadoras, ejerce una enorme influencia benigna sobre el conjunto de la humanidad y de todos los reinos.
Pensé en la serie interminable de actos de magia y de brujería que los seres humanos desplegaban pemanentemente de una forma acaso involuntaria, necia e ignorante. Y me consoló el pensar que el poder creador anida en todos, que el poder mágico está en todos nosotros a la espera de que nos pongamos en condiciones de ejercerlo de la forma más plausible y honorable.
Los estúpidos monigotes que saltaban encima de los compradores y que azuzaban sus mentes, inclinándolas a la compra compulsiva, a adquirir cualquier cosa sin sentido, parecían el epítome de la felicidad y la plenitud materiales. Al principio daban la impresión de tratarse de inocentes cosas divertidas e imaginativas, pero una vez que el observador se detenía a verificar la forma en que obsesionaban y conducían secretamente al despilfarro y el desenfreno, verdaderamente éste no podía hacer otra cosa más que rechazar esas estampas siniestras, simiescas, de la cultura de masas de nuestro tiempo.
Por otra parte los deshechos y los envoltorios en los cestos daban vida a formas difusas que
Observé también que sobrevolaban el espacio inmenso del gran centro comercial algo así como formas meteóricas, como bólidos de luz que por momentos estallaban y lanzaban chispas o pequeñas estrellas semejantes a las de las luces de Bengala.
-Usted está contemplando el resultado colectivo de la ilusión, del encantamiento, de las falsas y fatuas luces de la credulidad y de la superstición materialista. Miles, millones de mentes confiadas en esta suerte de locura materialista le dan vida a esas formas meteóricas que, como petardos en las celebraciones tradicionales, surcan el espacio sobre las cabezas de la multitud de compras, ejemplificando el tipo de sentimientos eufóricos que todos aquí experimentan por igual en mayor o menor medida. Este mismo poder mental involuntario, una vez que es controlado, plenamente dominado y dirigido a la emanación de formas mentales constructoras y sanadoras, ejerce una enorme influencia benigna sobre el conjunto de la humanidad y de todos los reinos.
Pensé en la serie interminable de actos de magia y de brujería que los seres humanos desplegaban pemanentemente de una forma acaso involuntaria, necia e ignorante. Y me consoló el pensar que el poder creador anida en todos, que el poder mágico está en todos nosotros a la espera de que nos pongamos en condiciones de ejercerlo de la forma más plausible y honorable.
Los estúpidos monigotes que saltaban encima de los compradores y que azuzaban sus mentes, inclinándolas a la compra compulsiva, a adquirir cualquier cosa sin sentido, parecían el epítome de la felicidad y la plenitud materiales. Al principio daban la impresión de tratarse de inocentes cosas divertidas e imaginativas, pero una vez que el observador se detenía a verificar la forma en que obsesionaban y conducían secretamente al despilfarro y el desenfreno, verdaderamente éste no podía hacer otra cosa más que rechazar esas estampas siniestras, simiescas, de la cultura de masas de nuestro tiempo.
Por otra parte los deshechos y los envoltorios en los cestos daban vida a formas difusas que
AXIS MUNDI 29
reptaban y contaminaban las proximidades de los pequeños basureros portátiles, formas
completamente residuales, pero vivas, vivas e incidentes en alguna medida en todo el
desorden reinante en aquel desquiciante recinto.
Leadbeater me explicó que los residuos de las grandes ciudades crean verdaderos “zoológicos astrales”, en los que todo tipo de alimañas pútridas hacen de las suyas, contaminando todavía más la atmósfera moral y psíquica de las grandes urbes y de los asentamientos humanos próximos a esos grandes basurales. Este ocurre a diario especialmente en el tercer mundo, donde no hay forma de financiar el emplazamiento de plantas de transformación de residuos de alta generación.
-La solución pasa más bien por tomar conciencia de que es imposible consumirlo todo, forzar a la naturaleza a que produzca sólo para darnos placeres sibaríticos o para permitirnos la ostentación y el pavoneo. Con estas prácticas se pronuncia todavía más la brecha entre los pobres y los ricos y se deteriora todavía más el hilo de luz ancestral que nos liga como almas al alma de todas las cosas, al alma del mundo, cuyos emisarios, a la cabeza de todos los reinos de la naturaleza, aguardan que el ser humano recobre la intuición de su pertenencia a una sola vida, a una sola realidad, a un solo espíritu manifestado.
El señor Leadbeater tenía en esto ideas muy claras:
-Terrible conjura de hombres que literalmente han vendido sus almas al diablo con el solo propósito de enriquecerse sin medida, sin atender en ningún momento las leyes de la naturaleza, postergando y difiriendo los saludables ciclos de mengua y retracción de la vida de un modo perdurable. Siniestros magos negros, más o menos conscientes, que arrojan a las naciones pobres a un abismo todavía más profundo de carencias y necesidades básicas insatisfechas.
Leadbeater me explicó que los residuos de las grandes ciudades crean verdaderos “zoológicos astrales”, en los que todo tipo de alimañas pútridas hacen de las suyas, contaminando todavía más la atmósfera moral y psíquica de las grandes urbes y de los asentamientos humanos próximos a esos grandes basurales. Este ocurre a diario especialmente en el tercer mundo, donde no hay forma de financiar el emplazamiento de plantas de transformación de residuos de alta generación.
-La solución pasa más bien por tomar conciencia de que es imposible consumirlo todo, forzar a la naturaleza a que produzca sólo para darnos placeres sibaríticos o para permitirnos la ostentación y el pavoneo. Con estas prácticas se pronuncia todavía más la brecha entre los pobres y los ricos y se deteriora todavía más el hilo de luz ancestral que nos liga como almas al alma de todas las cosas, al alma del mundo, cuyos emisarios, a la cabeza de todos los reinos de la naturaleza, aguardan que el ser humano recobre la intuición de su pertenencia a una sola vida, a una sola realidad, a un solo espíritu manifestado.
El señor Leadbeater tenía en esto ideas muy claras:
-Terrible conjura de hombres que literalmente han vendido sus almas al diablo con el solo propósito de enriquecerse sin medida, sin atender en ningún momento las leyes de la naturaleza, postergando y difiriendo los saludables ciclos de mengua y retracción de la vida de un modo perdurable. Siniestros magos negros, más o menos conscientes, que arrojan a las naciones pobres a un abismo todavía más profundo de carencias y necesidades básicas insatisfechas.
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