Creemos que la respuesta se encuentra en otro importante pro-
blema que los Anunnaki tuvieron que afrontar cuando se vieron obli-
gados a cambiar su misión en la Tierra, desde lo que fue la expedi-
ción original de extracción de oro hasta la del asentamiento a largo.plazo, con casi mil individuos involucrados.
Desde su punto de vista, habían venido de un planeta con una órbita «normal» hasta otro que daba vueltas enloquecido alrededor del Sol, orbitándolo 3.600 veces en un año (un período orbital) de Nibiru.
Además de los ajustes físi-cos, hubo que relacionar de algún modo el tiempo terrestre con el tiempo nibiruano. Tras establecer su sofisticado equipamiento en el Centro de Control de Misiones de Nippur (en una instalación llama- da D U R . A N . K I , «Enlace Cielo-Tierra»), se dieron cuenta, cómo no, del retraso gradual de lo que llamamos precesión, y se percataron de que la Tierra, además del rápido año orbital, tenía otro ciclo más largo, el de los 25.920 años que le llevaba volver al mismo punto celeste, un ciclo que llegó a ser conocido como el Gran Año.
Desde su punto de vista, habían venido de un planeta con una órbita «normal» hasta otro que daba vueltas enloquecido alrededor del Sol, orbitándolo 3.600 veces en un año (un período orbital) de Nibiru.
Además de los ajustes físi-cos, hubo que relacionar de algún modo el tiempo terrestre con el tiempo nibiruano. Tras establecer su sofisticado equipamiento en el Centro de Control de Misiones de Nippur (en una instalación llama- da D U R . A N . K I , «Enlace Cielo-Tierra»), se dieron cuenta, cómo no, del retraso gradual de lo que llamamos precesión, y se percataron de que la Tierra, además del rápido año orbital, tenía otro ciclo más largo, el de los 25.920 años que le llevaba volver al mismo punto celeste, un ciclo que llegó a ser conocido como el Gran Año.
Como muestran las imágenes grabadas en sellos cilindricos
(Fig. 21), los Anunnaki consideraban que «la familia del Sol» consta-
ba de doce miembros: el Sol (en el centro), la Luna (por las razones
que se darán), los nueve planetas que conocemos en la actualidad,
y uno más, su propio planeta, Nibiru.
Para ellos, este número, doce, era el número básico que había que aplicar en todas las cuestiones celestes referentes al Enlace Cielo-Tierra, incluida la división del cielo estrellado alrededor del Sol. Utilizando sus detallados mapas celestes, agruparon las estrellas de cada segmento celeste en constelaciones. ¿Qué nombres les pondrían? ¿Por qué no ponerles el nombre de sus propios líderes?
Ahí estaba Ea, «Cuyo Hogar Es Agua», que había amerizado en la Tierra, en las aguas del Golfo Pérsico, que le encantaba navegar en barca por los pantanos, que llenó los lagos de peces. Le honraron poniendo nombres a dos constelaciones, la del Aguador (Acuario)que había amerizado en la Tierra, en las aguas del Golfo Pérsico, que le encantaba navegar en barca por los pantanos, que llenó los lagos de peces.
Le honraron poniendo nombres a dos constelaciones, la del Aguador (Acuario) y la de los Peces (Piscis); en tiempos sumerios, se le representaba así en los sellos cilindricos , y los sacerdotes que supervisaban su culto iban vestidos como Hombres Peces .
A Enlil, fuerte, cabezota y comparado con frecuencia con un toro, se le honró nombrando a su constelación como la del Toro (Tauro). A Ninmah, deseada pero nunca casada, la honraron con la constelación de Virgo.
A Ninurta, llamado con frecuencia el Primer Guerrero de Enlil, se le honró con el Arco, Sagitario; al primogénito de Ea, terco y obstinado, se le asemejó con el Carnero (Aries).
Y cuando nacieron los gemelos Utu/Shamash e Inanna/Ishtar, se hizo corresponder con ellos una constelación, Géminis (los Gemelos).
(Como reconocimiento al papel de Enlil y de Utu en las actividades espaciales de los Anunnaki, los sacerdotes enlilitas se vestían como Hombres Águilas
Con los cambios de rango jerárquicos, y con la aparición en la escena de la Tierra de una segunda y una tercera generación de Anunnaki, el resto de constelaciones zodiacales se les asignaron a sus homólogos Anunnaki.
Para ellos, este número, doce, era el número básico que había que aplicar en todas las cuestiones celestes referentes al Enlace Cielo-Tierra, incluida la división del cielo estrellado alrededor del Sol. Utilizando sus detallados mapas celestes, agruparon las estrellas de cada segmento celeste en constelaciones. ¿Qué nombres les pondrían? ¿Por qué no ponerles el nombre de sus propios líderes?
Ahí estaba Ea, «Cuyo Hogar Es Agua», que había amerizado en la Tierra, en las aguas del Golfo Pérsico, que le encantaba navegar en barca por los pantanos, que llenó los lagos de peces. Le honraron poniendo nombres a dos constelaciones, la del Aguador (Acuario)que había amerizado en la Tierra, en las aguas del Golfo Pérsico, que le encantaba navegar en barca por los pantanos, que llenó los lagos de peces.
Le honraron poniendo nombres a dos constelaciones, la del Aguador (Acuario) y la de los Peces (Piscis); en tiempos sumerios, se le representaba así en los sellos cilindricos , y los sacerdotes que supervisaban su culto iban vestidos como Hombres Peces .
A Enlil, fuerte, cabezota y comparado con frecuencia con un toro, se le honró nombrando a su constelación como la del Toro (Tauro). A Ninmah, deseada pero nunca casada, la honraron con la constelación de Virgo.
A Ninurta, llamado con frecuencia el Primer Guerrero de Enlil, se le honró con el Arco, Sagitario; al primogénito de Ea, terco y obstinado, se le asemejó con el Carnero (Aries).
Y cuando nacieron los gemelos Utu/Shamash e Inanna/Ishtar, se hizo corresponder con ellos una constelación, Géminis (los Gemelos).
(Como reconocimiento al papel de Enlil y de Utu en las actividades espaciales de los Anunnaki, los sacerdotes enlilitas se vestían como Hombres Águilas
Con los cambios de rango jerárquicos, y con la aparición en la escena de la Tierra de una segunda y una tercera generación de Anunnaki, el resto de constelaciones zodiacales se les asignaron a sus homólogos Anunnaki.
No hombres, sino dioses, diseñaron el zodiaco. Y el número, no importa los cambios que
pudiera haber, siempre sumaba doce.
Después de cuarenta «repeticiones» (órbitas) de Nibiru desde su llegada, los Anunnaki destacados a las minas de oro se amotinaron.
En un texto titulado Atra Hasis se relatan los acontecimientos previos al motín, el propio motín y sus consecuencias. La más importante fue la creación de El Adán: el texto cuenta cómo vino a la existencia la Humanidad.
Instigado por Enki, el motín se dirigió en primer lugar contra Enlil y su hijo NIN.UR.TA («Señor Que Completa la Fundación»). Enlil exigió que a los amotinados se les diera el máximo castigo; Enki dio cuenta de la imposibilidad de continuar con tan duro trabajo; Anu se puso del lado de Enki. Pero todavía hacía falta oro para la supervivencia; de modo que, ¿cómo se obtendría?
Después de cuarenta «repeticiones» (órbitas) de Nibiru desde su llegada, los Anunnaki destacados a las minas de oro se amotinaron.
En un texto titulado Atra Hasis se relatan los acontecimientos previos al motín, el propio motín y sus consecuencias. La más importante fue la creación de El Adán: el texto cuenta cómo vino a la existencia la Humanidad.
Instigado por Enki, el motín se dirigió en primer lugar contra Enlil y su hijo NIN.UR.TA («Señor Que Completa la Fundación»). Enlil exigió que a los amotinados se les diera el máximo castigo; Enki dio cuenta de la imposibilidad de continuar con tan duro trabajo; Anu se puso del lado de Enki. Pero todavía hacía falta oro para la supervivencia; de modo que, ¿cómo se obtendría?
En el momento de la crisis, Enki salió con una sorprendente sugerencia ante los líderes
Anunnaki: ¡Creemos -dijo- un Trabajador Primitivo que sea capaz de hacer el trabajo!
Cuando el sorprendido Consejo de los Dioses preguntó cómo se podía crear un nuevo ser,
Enki explicó que el ser que él tenía en mente «ya existe»: un homínido que ha evolucionado
en la Tierra, pero que aún no había alcanzado el estadio evolutivo de los Anunnaki. Todo lo
que tenemos que hacer, dijo, es «poner la marca de los dioses» en ellos, alterarlos
genéticamente para que se parezcan a los Anunnaki.
En la Biblia se habla también de la discusión y de la solución sugerida:
Y los Elohim dijeron:«Hagamos al Hombre a nuestra imagen y semejanza»
Un ser que se pareciera a los Anunnaki tanto física como mentalmente. Enki prometió que este ser «se encargará del servicio de los dioses, para que estos puedan relajarse». Seducidos por las perspectivas de alivio del duro trabajo, los dioses accedieron.
En varios textos sumerios se relata cómo, con la ayuda de Ninmah, y después de muchos ensayos y errores, se llegó a crear un Lullu, un «Mezclado». Con la satisfacción que daba el haber obtenido un «modelo perfecto», Ninmah lo levantó en alto y gritó: «¡Lo han hecho mis manos!»
Ella creía que aquel instante marcaba un acontecimiento trascendental. Lo mismo hubiéramos pensado nosotros, pues, en la imagen que de ese momento hizo un artista sumerio sobre un sello cilindrico , se nos muestra el acontecimiento más trascendental de la historia de la Humanidad: el instante en el cual nosotros, los Homo sapiens, aparecimos en la Tierra.
Utilizando esta exitosa combinación genética, comenzó el lento proceso de hacer duplicados, un proceso que ahora llamamos clonación. La reproducción, que precisó de mujeres Anunnaki para que hicieran de Diosas del Nacimiento, clonaba al Trabajador Primitivo en series de siete varones y siete hembras. La Biblia (Génesis, capítulos 1 y 5) nos lo cuenta así:
En el día en que los Elohim crearon el Adán, a semejanza de los Elohim lo hicieron; varón y hembra los crearon.
En la Biblia se habla también de la discusión y de la solución sugerida:
Y los Elohim dijeron:«Hagamos al Hombre a nuestra imagen y semejanza»
Un ser que se pareciera a los Anunnaki tanto física como mentalmente. Enki prometió que este ser «se encargará del servicio de los dioses, para que estos puedan relajarse». Seducidos por las perspectivas de alivio del duro trabajo, los dioses accedieron.
En varios textos sumerios se relata cómo, con la ayuda de Ninmah, y después de muchos ensayos y errores, se llegó a crear un Lullu, un «Mezclado». Con la satisfacción que daba el haber obtenido un «modelo perfecto», Ninmah lo levantó en alto y gritó: «¡Lo han hecho mis manos!»
Ella creía que aquel instante marcaba un acontecimiento trascendental. Lo mismo hubiéramos pensado nosotros, pues, en la imagen que de ese momento hizo un artista sumerio sobre un sello cilindrico , se nos muestra el acontecimiento más trascendental de la historia de la Humanidad: el instante en el cual nosotros, los Homo sapiens, aparecimos en la Tierra.
Utilizando esta exitosa combinación genética, comenzó el lento proceso de hacer duplicados, un proceso que ahora llamamos clonación. La reproducción, que precisó de mujeres Anunnaki para que hicieran de Diosas del Nacimiento, clonaba al Trabajador Primitivo en series de siete varones y siete hembras. La Biblia (Génesis, capítulos 1 y 5) nos lo cuenta así:
En el día en que los Elohim crearon el Adán, a semejanza de los Elohim lo hicieron; varón y hembra los crearon.
Pero la clonación era un proceso lento, y requería del servicio de las Diosas del Nacimiento,
porque el nuevo ser, como híbrido que era, no podía procrear por sí mismo. Así, para
acelerar el proceso, Enki llevó a cabo una segunda hazaña de ingeniería genética, pero esta
vez por iniciativa propia. Enredando con lo que llamamos ahora cromosomas X e Y, le dio a
la raza humana la capacidad para procrear por sí misma. La Biblia registró este
acontecimiento en el relato de Adán y Eva en el Jardín del Edén (el sumerio E.DIN), en el
cual Enki juega el papel de la Nachash, término que se traduce por «serpiente» pero que
también significa «El que conoce/posee secretos».
Por su parte, Enlil, aunque había votado por el experimento genético, lo había hecho no sin cierta reluctancia. A diferencia del gran científico, Enki, a Enlil no le excitaba el desafío científico. Incluso, podríamos imaginarle diciendo: «No hemos venido a otro planeta para jugar a ser Dios»... Enlil se enfureció cuando Enki llevó a cabo su segunda (y no autorizada) manipulación genética. «Has hecho el Adán para que sea como uno de nosotros», capaz de procrear, le gritó; ¡un paso más, y habría comido también del fruto del Árbol de la Vida!
Así, se desterró a la Humanidad del Jardín del Edén, para que se valiera por sí misma; pero, en vez de marchitarse, proliferó y llenó la Tierra. El disgusto de Enlil aumentó cuando los jóvenes Anunnaki empezaron a fraternizar con las Hijas del Hombre, incluso tuvieron hijos con ellas. En la Biblia (Génesis, capítulo 6), la historia de los Nefilim («Aquellos Que Bajaron»), los «hijos de los Elohim» que se casaron con hembras humanas, sirve de preámbulo a la historia del Diluvio, la explicación de la decisión de barrer a la Humanidad de sobre la faz de la Tierra.
Enlil planteó su plan ante el Consejo de los Dioses. Una gran calamidad, dijo, está a punto de ocurrir. Nibiru, en su próximo paso, provocará una gigantesca marea que anegará la Tierra. ¡No advirtamos a la Humanidad, que toda carne perezca! Los dioses accedieron y juraron guardar el secreto. También lo hizo Enki; pero encontró una forma de advertir a su fiel adorador Ziusudra («Noé» en la Biblia), y le dio instrucciones para que construyera un Arca para salvar a su familia y a sus amigos, así como para preservar la «simiente» de los animales vivos.
La historia de la Gran Inundación es una de las más largas de la Biblia; sin embargo, aun con lo larga que es, no es más que una versión reducida de los mucho más largos y detallados textos sumerios y acadios que tratan de este decisivo acontecimiento. Con posterioridad a él, hasta Enlil se ablandó. Al darse cuenta de que todo lo que los Anunnaki habían construido en la Tierra había quedado destruido, tomó conciencia de que necesitaban la compañía de la Humanidad para hacer habitable de nuevo la Tierra. Con el consentimiento de Enlil, los Anunnaki empezaron a instruir a la Humanidad cultural y tecnológicamente, en intervalos que duraron 3.600 años (correspondientes al período orbital de Nibiru). La culminación del proceso fue la gran civilización sumeria.
Por su parte, Enlil, aunque había votado por el experimento genético, lo había hecho no sin cierta reluctancia. A diferencia del gran científico, Enki, a Enlil no le excitaba el desafío científico. Incluso, podríamos imaginarle diciendo: «No hemos venido a otro planeta para jugar a ser Dios»... Enlil se enfureció cuando Enki llevó a cabo su segunda (y no autorizada) manipulación genética. «Has hecho el Adán para que sea como uno de nosotros», capaz de procrear, le gritó; ¡un paso más, y habría comido también del fruto del Árbol de la Vida!
Así, se desterró a la Humanidad del Jardín del Edén, para que se valiera por sí misma; pero, en vez de marchitarse, proliferó y llenó la Tierra. El disgusto de Enlil aumentó cuando los jóvenes Anunnaki empezaron a fraternizar con las Hijas del Hombre, incluso tuvieron hijos con ellas. En la Biblia (Génesis, capítulo 6), la historia de los Nefilim («Aquellos Que Bajaron»), los «hijos de los Elohim» que se casaron con hembras humanas, sirve de preámbulo a la historia del Diluvio, la explicación de la decisión de barrer a la Humanidad de sobre la faz de la Tierra.
Enlil planteó su plan ante el Consejo de los Dioses. Una gran calamidad, dijo, está a punto de ocurrir. Nibiru, en su próximo paso, provocará una gigantesca marea que anegará la Tierra. ¡No advirtamos a la Humanidad, que toda carne perezca! Los dioses accedieron y juraron guardar el secreto. También lo hizo Enki; pero encontró una forma de advertir a su fiel adorador Ziusudra («Noé» en la Biblia), y le dio instrucciones para que construyera un Arca para salvar a su familia y a sus amigos, así como para preservar la «simiente» de los animales vivos.
La historia de la Gran Inundación es una de las más largas de la Biblia; sin embargo, aun con lo larga que es, no es más que una versión reducida de los mucho más largos y detallados textos sumerios y acadios que tratan de este decisivo acontecimiento. Con posterioridad a él, hasta Enlil se ablandó. Al darse cuenta de que todo lo que los Anunnaki habían construido en la Tierra había quedado destruido, tomó conciencia de que necesitaban la compañía de la Humanidad para hacer habitable de nuevo la Tierra. Con el consentimiento de Enlil, los Anunnaki empezaron a instruir a la Humanidad cultural y tecnológicamente, en intervalos que duraron 3.600 años (correspondientes al período orbital de Nibiru). La culminación del proceso fue la gran civilización sumeria.
En la víspera del Diluvio, los Anunnaki usaron sus naves para escapar de la calamidad,
observando el caos y la destrucción desde los cielos de la Tierra. No sólo pereció la
Humanidad: todo lo que los Anunnaki habían construido en los últimos 432.000 años fue
barrido de sobre la faz de la Tierra o enterrado bajo gruesas capas de lodo; y en esto se
incluía el espaciopuerto que tenían en el E.DIN.
Así que la marea comenzó a retroceder, pudieron descender de sus naves orbitales en los picos más altos de Oriente Próximo, los de Ararat. Cuando apareció más tierra seca, pudieron utilizar el Lugar de Aterrizaje, una enorme plataforma de piedra que se había erigido antes del Diluvio en las Montañas de los Cedros, en lo que ahora es Líbano. Pero, para reanudar las operaciones espaciales, necesitaban un espacio puerto; y se tomó la decisión de construirlo en la península del Sinaí. Al igual que antes del Diluvio, el Corredor de Aterrizaje se ancló en los visibles picos gemelos del Ararat; se incluyó el Lugar de Aterrizaje; se seleccionó un nuevo Centro de Control de Misiones (para sustituir al que había habido en Nippur antes del Diluvio); y se levantaron dos picos gemelos artificiales para anclar la terminal del Corredor de Aterrizaje: las dos grandes pirámides de Gizeh en Egipto.
Preocupados por las crecientes rivalidades entre lo que había terminado por asemejarse a dos clanes diferentes en la Tierra, la ubicación del espaciopuerto y de sus instalaciones auxiliares tomó una importancia decisiva. Para minimizar las fricciones, se formalizó de jacto una división de los dominios entre Enlil, en el Edin, y Enki, en el Abzu; al primero y a sus descendientes se les concedió el dominio sobre Asia y las partes más cercanas de Europa; al segundo, todo el continente africano. Esto significaba que el Lugar de Aterrizaje antediluviano y el nuevo Centro de Control de Misiones estaban en territorio enlilita, y que las grandes pirámides, con sus complejos sistemas de guía, estaban en manos de Enki. Se resolvió por tanto ubicar la región del espaciopuerto, es decir, la península del Sinaí, en manos neutrales, en las manos de Ninmah. Para señalar el acontecimiento, se le dio a ella un epíteto-título nuevo: NIN.HAR.SAG, «Dama de los Picos Montañosos».
Nuestra hipótesis de que los dioses de Egipto no fueron otros que Enki y su clan puede parecer traída por los pelos en una primera impresión. ¿Acaso, para empezar, sus nombres no eran completamente diferentes? Por ejemplo, al gran Dios de Antaño de los egipcios se le llamó PTAH, «El Desarrollador» (o Constructor); pero ése era también el significado del epíteto sumerio de Enki NUDIMMUD, «El Hacedor de Artificios». Él era el Conocedor de Secretos, la Serpiente Divina, en ambos panteones; y (recordando su epíteto «cuyo hogar es agua») se le representó en ambos como al Divino Aguador , nuestro Acuario. En el panteón egipcio, la Señora del Sinaí era HATHOR, apodada «La Vaca» en su ancianidad; también se le apodó así a Ninharsag en Sumer cuando envejeció.
El principal hijo y sucesor de Enki en Egipto fue RA, «El Puro», que se correspondería con Marduk, «Hijo del Montículo Puro», en Mesopotamia. Otras muchas similitudes entre ambos se han expuesto en ha guerra de los dioses y los hombres. También se han expuesto
Así que la marea comenzó a retroceder, pudieron descender de sus naves orbitales en los picos más altos de Oriente Próximo, los de Ararat. Cuando apareció más tierra seca, pudieron utilizar el Lugar de Aterrizaje, una enorme plataforma de piedra que se había erigido antes del Diluvio en las Montañas de los Cedros, en lo que ahora es Líbano. Pero, para reanudar las operaciones espaciales, necesitaban un espacio puerto; y se tomó la decisión de construirlo en la península del Sinaí. Al igual que antes del Diluvio, el Corredor de Aterrizaje se ancló en los visibles picos gemelos del Ararat; se incluyó el Lugar de Aterrizaje; se seleccionó un nuevo Centro de Control de Misiones (para sustituir al que había habido en Nippur antes del Diluvio); y se levantaron dos picos gemelos artificiales para anclar la terminal del Corredor de Aterrizaje: las dos grandes pirámides de Gizeh en Egipto.
Preocupados por las crecientes rivalidades entre lo que había terminado por asemejarse a dos clanes diferentes en la Tierra, la ubicación del espaciopuerto y de sus instalaciones auxiliares tomó una importancia decisiva. Para minimizar las fricciones, se formalizó de jacto una división de los dominios entre Enlil, en el Edin, y Enki, en el Abzu; al primero y a sus descendientes se les concedió el dominio sobre Asia y las partes más cercanas de Europa; al segundo, todo el continente africano. Esto significaba que el Lugar de Aterrizaje antediluviano y el nuevo Centro de Control de Misiones estaban en territorio enlilita, y que las grandes pirámides, con sus complejos sistemas de guía, estaban en manos de Enki. Se resolvió por tanto ubicar la región del espaciopuerto, es decir, la península del Sinaí, en manos neutrales, en las manos de Ninmah. Para señalar el acontecimiento, se le dio a ella un epíteto-título nuevo: NIN.HAR.SAG, «Dama de los Picos Montañosos».
Nuestra hipótesis de que los dioses de Egipto no fueron otros que Enki y su clan puede parecer traída por los pelos en una primera impresión. ¿Acaso, para empezar, sus nombres no eran completamente diferentes? Por ejemplo, al gran Dios de Antaño de los egipcios se le llamó PTAH, «El Desarrollador» (o Constructor); pero ése era también el significado del epíteto sumerio de Enki NUDIMMUD, «El Hacedor de Artificios». Él era el Conocedor de Secretos, la Serpiente Divina, en ambos panteones; y (recordando su epíteto «cuyo hogar es agua») se le representó en ambos como al Divino Aguador , nuestro Acuario. En el panteón egipcio, la Señora del Sinaí era HATHOR, apodada «La Vaca» en su ancianidad; también se le apodó así a Ninharsag en Sumer cuando envejeció.
El principal hijo y sucesor de Enki en Egipto fue RA, «El Puro», que se correspondería con Marduk, «Hijo del Montículo Puro», en Mesopotamia. Otras muchas similitudes entre ambos se han expuesto en ha guerra de los dioses y los hombres. También se han expuesto
las razones para identificar al dios egipcio THOT, hijo de Ptah y guardián de los
conocimientos secretos divinos, como el dios Ningishzidda de los textos sumerios.
Con el tiempo, Ptah/Enki le entregó el cetro de Egipto a su hijo Marduk/Ra;
Con el tiempo, Ptah/Enki le entregó el cetro de Egipto a su hijo Marduk/Ra;
Muy buena esplicacion, ojalá la humanidad pudiera comprender esto, poco sabemos de nuestro origen, se nos ha mentido durante miles de años, hay propagar esta verdad, y tomar las palabras del Cristo, sabio como serpiente y astuto, y manso como palomas, para difundir esta verdad, ya sabemos quien fue él que dijo estas palabras, y su origen desde el principio.
ResponderEliminarMUY INTERESANTE LA NARRACIÓN YO TENIA ALGUNAS DUDAS POR FALTA DE UNA EXPLICACIÓN.-Y POR LAS SEUDO ENSEÑANZAS DE LOS FANATICOS RELIGIOSOS EN SU AFAN POR HACER VALER SUS RELIGIONES Y CREAR UN IMPERIO DE GOBERNABILIDAD MUNDIAL.PERO TODO VA SALIENDO POCO A POCO.-
ResponderEliminarGracias por alcanzar esta aclaración, por que, en la creacion hay muchos vacios; ahora que sabemos quienes somos y de donde venimos, sabremos respetar y valorar mucho más la vida existente y la ecología de nuestro planeta
ResponderEliminarHalleluyah ... Emen.
ResponderEliminarEsto es como respirar Aire puro y fresco despues de la asfixia
ResponderEliminarPor el vacío que deja la descomprensión de nuestro origen.
Enki es representado con el signo de capricornio acaurio y pisis también los tres últimos signos son hidridos representa la trinidad en los 12 trabajos de hercules en pisis es la obediencia llevar los animales ala ciudad sagrada en acaurio hércules limpia los ríos en capricornio el que sufre deve de ser liberado en capricornio Hércules el discípulo toc si frente y observa a un sujeto clamando ayuda el sujeto que vez es prometeo de es de ir al inframundo a liberarle ya eres un discípulo del mundonlos tres último signos en la kabala representan la trinidad
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