lunes, 19 de enero de 2015

LOS PENSAMIENTOS SON TAN REALES COMO LAS COSAS EN REALIDAD SON COSAS , AVERIGUA QUE PENSAMIENTOS HAY DETRAS DE LAS COSAS QUE TIENES


Los Pensamientos son Cosas


Eso no significa que se le exija menos al cuerpo, sino más bien que el trabajo cerebral actúa como un tónico y una fuente de vitalidad para todo el cuerpo. De hecho, otros informes muestran que, por lo que al corazón respecta, la carga es la misma cuando se realiza un trabajo físico que cuando el trabajo es mental.
Una explicación posible se basa en el hecho de que, de algún modo, toda la actividad corporal resulta influida o controlada por lo que pensamos. Si nos volvemos mentalmente perezosos el cuerpo seguirá por el mismo camino. Si continuamente nos sentimos molestos o sentimos miedo, el cuerpo empezará a funcionar deficientemente. Si, por el contrario, nuestras ideas son activamente constructivas, el cuerpo responderá de la misma manera.


No importa en qué medida nos creac activos los demás, porque seguiremos siendo mentalmente vagos si no utilizamos siempre toda nuestra capacidad mental y nos preocupamos constantemente de desarrollarla. Es una ecuación personal que nos exige que demos siempre lo mejor de nosotros mismos. Y lo mejor de nosotros no conoce límites, aunque no nos demos cuenta y rara vez lo usemos. Así pues, empieza a pensar y vivirás más tiempo.
La herencia
El reino de Dios está al alcance de tu mano. La riqueza, el poder y la gloria de su reino hoy te pertenecen. No robas a los demás cuando entras en plenitud del reino de la alegría, el reino de la abundancia. Debes reconocer que todos pertenecemos al mismo reino. Tú meramente reclamas para ti mismo lo que deseas que el Espíritu Divino haga por los demás. La eternidad está por siempre llena de la Presencia de la Vida perfecta. Siempre has sido y serás la expresión perfecta de la Mente eterna que es Dios, el Espíritu Todopoderoso. Eres una creación del Espíritu y has recibido una herencia divina.
Di: Hoy me introduzco en las ilimitadas variaciones de autoexpresión que el Espíritu Divino proyecta en mi experiencia. Sabiendo que toda experiencia es el juego de la Vida sobre sí misma, el florecimiento del Amor en su autoexpresión, la llegada del Bien al gozo de su propio ser, entro en el juego de la vida con alegres previsiones, con entusiasmo.
Hoy me introduzco en mi herencia divina, y libero mi pensamiento de la creencia en que las condiciones externas adversas que me son impuestas son necesarias y no se pueden cambiar. Declaro mi condición de hijo de Dios y la libertad que esto supone, y bebo de la plenitud que la Vida me ofrece.
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Hay conejos en nuestra mente
Nos suele asombrar y divertir la infinita cantidad de cosas que un mago puede sacar de una chistera. Quizá no seamos muy buenos sacando conejos vivos de la chistera, pero es perfectamente posible que seamos mejores magos de lo que nos creemos. De hecho, cualquier mago parecería un aficionado ante las cosas que podemos llegar a saar de nuestra chistera intelectual, y sin necesidad de trucos de ninguna clase. Todo es puramente real.
Veamos lo que llegamos a ser capaces. Nos enfrancasmos en una discusión con alguien, una de esas peleas que llegan a calentarse tanto que consiguen realmente alterarnos. Nos ponemos tensos y el corazón nos late a toda velocidad. De repente, descubrimos que tenemos un nudo en el estómago y que casi se nos ha parado la digestión. A estas alturas, sin duda, ya nos hemos olvidado de la discusión y empezamos a preocuparnos por el estado de nuestro estómago y por la posibilidad de acabar sufriendo una úlcera.
Pasamos tanto tiempo preocupados por la úlcera que nos acaba cogiendo dolor de cabeza. Después vienen los dolores en todas las demás partes del cuerpo, que, por supuesto, nos dan pie a montar un espectáculo aún mayor. El gran final llega cuando nos hemos agotado tanto que no podemos ir a trabajar y no hay una sola parte del cuerpo que nos funcione bien.
Parece, pues, que debemos tomar conciencia de nuestras raras habilidades de mago. Cuando sepamos la gran habilidad que tenemos para causarnos problemas quizá podremos andarnos con más cuidado a la hora de utilizarla. Está también la cuestión de esta gran capacidad creativa que poseemos podríamos utilizarla en beneficio propio, en lugar de usarla sólo en nuestro detrimento. Hay muchas cosas buenas para experimentar en la vida. Aprendamos a concentrarnos en cómo sacarlas del poder creativo de nuestro pensamiento.
El bien invisible
Debes empezar a comprender que aunque tu cuerpo es algo real, tangible, con una forma y un perfil definidos, es también, a la vez, algo hecho de materia viva impregnada del Dios-Vida.
Cualquiera que sea la sustancia de la que está hecha tu cuerpo, aunque la llamemos material, debe estar hecha de la misma Esencia de la que están hechas todas las cosas. Así pues, es necesario que sientas la Eternidad en las células mismas y en los tejidos de tu cuerpo.

Di: Al darme cuenta de que el Espíritu que hay en mi interior es Dios, al ser totalmente consciente de que esta Presencia Divina es el Principio que sostiene mi vida, abro mis pensamientos a su influjo.
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Abro mi consciencia a su efusión, que lleva consigo todo el poder del Infinito.
Sé que hoy y cada día atraigo silenciosamente hacia mi experiencia una cantidad cada vez mayor de vitalidad, salud, alegría y armonía.

Guiado por Dios, todo lo que pienso, digo y hago se convierte enseguida en una buena acción, en una acción productiva y mejorada.
Existe para mí, de antemano, un esquema perfecto e invisible. Mi fe bebe de esa fuente y torna visible aquello que antes no podía ver.

La acción armoniosa de la Vida impregna ahora cada parte de mi ser y de mi experiencia.
Todo el bien que existe ahora me pertenece.

El alto precio que pagamos por vivir
Todo lo que conseguimos en este mundo tiene un precio. Por supuesto, todos sabemos que cada vez nuestro dinero vale menos, pero no estamos hablando de este tipo de precio. Pagamos por todo un precio que se puede medir en moneda alguna.
El eminente investigador médico Harold G. Wolff, doctor en Medicina, después de varios años de estudio, resumió esta idea de un modo claro y preciso: “Hay muchas cosas más importantes que la comodida material, y aun algunas más importantes que la salud”. Las pruebas clínicas demostraron que unos esquemas mentales que se centren en la tensión, las emociones intensas, la ansiedad, el temor y otras actitudes físicamente depauperantes pueden tener un efecto devastador en el cuerpo.
Tomemos, por ejemplo, el caso de un hombre que se gana bien la vida, que está sometido a tal esfuerzo y tal tensión en el trabajo que desarrolla una úlcera. Se enfrenta a la posibilidad de cambiar de trabajo y perder en calidad material de vida, o seguir en su puesto y sacrificar su salud por un mejor salario. El doctor Wolff dice que “cualquier hombre debería ser capaz de aprender cuál es el precio que está pagando por alcanzar sus objetivos y actuar de una manera determinada. Al escoger, puede ser que tenga que pagar por ello con el dolor y las enfermedades”.
En lugar de sentarnos y dejar que las situaciones, las condiciones, los problemas, nos superen, ¿no podríamos desarrollar un estado mental que nos permitiera afrontarlos y tratarlos de un modo inteligente y emocionalmente maduro? Cuando aprendamos a afrontar los problemas de la vida sin sacrificar nuestros objetivos o nuestra comodidad, podremos “estar en misa y repicando”: el precio a pagar es controlar nuestros pensamientos.
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La perfección física
Tu cuerpo es el templo del Espíritu viviente. Es una sustancia espiritual. Como el Espíritu de Dios ha entrado en tu ser, tu vida es espiritual. El Ser supremo, siempre presente, existe en el centro mismo de tu pensamiento. Tal Presencia en tu interior tiene el poder de hacer que todas las cosas sean nuevas.
Di: Sé que la Vida perfecta de Dios habita en todo mi ser, en cada parte de él.
Del mismo modo que el sol disipa la niebla, mi aceptación de la Vida disipa todo dolor y toda discordia.

Remodela y recrea mi cuerpo según el esquema divino que hay en la Mente de Dios.
También en este preciso instante el Espíritu viviente fluye a través de mí. Le abro las puertas de mi conciencia de par en par para recibir su influjo.

Dejo que mi cuerpo reciba el flujo del Espírituen cada uno de mis actos, de sus funciones, sus células y sus órganos. Sé que todo mi ser manifiesta la vida, el amor, la paz, la armonía, la fuerza y alegría de Espíritu que habita en mi interior, que está encarnada en mí, que es todo mi ser.
Soy consciente de que toda la Energía y la Presencia que existe me arropa en su abrazo eterno, de que el Espíritu me comunica su Vida para siempre.
Sé que el Espíritu que hay en mí es mi fuerza y mi energía.

La relación con nosotros mismos
Muchos de nosotros estamos familiarizados con las rabietas que cogen los niños cuando no pueden hacer lo que quieren o no pueden conseguir lo que desean. A veces son todo un espectáculo, a menudo muy violento. Sin embargo, suelen durar poco, y el niño vuelve enseguida a estar alegre. Creemos que tales rabietas son sólo un estadio del proceso de crecimiento y que los niños las superarán cuando crezcan, pero ¿es esto cierto? ¿Las hemos superado nosotros?
Es verdad que no podemos montarles un espectáculo a los demás, pero puede ser que, inconscientemente, nos lo montemos a nosotros mismos, causándole a nuestro cuerpo un verdadero transtorno. Cuando tenemos que hacer algo que no queremos, o cuando tenemos que hacerlo a un paso distinto del que desearíamos, la medicina ha demostrado que el cuerpo a menudo nos monta una rabieta en forma de migraña, y en tales casos los tranquilizantes poco o nada pueden hacer.
Si aprendemos a reconocer aquellas condiciones o aquellas situaciones de la vida cotidiana que pueden contribuir a la migraña o a cualquier otro mal, podremos tratarlas objetivamente, en vez de reaccionar inconscientemente con una rabieta corporal.
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No obstante, en lugar de ser como un niño que rápidamente supera su problema, nosotros tendemos a no ser completamente conscientes de la naturaleza de nuestras dificultades y, como consecuencia, pasamos días o incluso semanas o meses transtornados. Entonces, además del problema que nos ha venido de fuera, tenemos un problema interno que complica la situación. La próxima vez que estemos ante una situación que nos haga decir “esto me produce dolor de cabeza”, debemos intentar cambiar la reacción. Hay más verdad en nuestras palabras de lo que creemos.
El autocontrol
Eres parte de un Todo Divino, y las palabras que pronuncias contienen toda la Energía y la Presencia del Espíritu e, instántanea, perfecta y permanentemente, crean un todo. Debes saber que eres una individualización del Espíritu; la fuente de la completitud, el amor, la razón y la inteligencia. Vacíate de todas y cada una de las ideas que nieguen esta verdad. Debes saber que, en silencio pero con eficacia, la Energía Divina del Espíritu invisible está trabajando en tu interior aquí y ahora.
Di: Asumo esta certeza con completa seguridad.
Soy consciente de que soy un ser perfecto, que vive en condiciones perfectas, y sé que tan sólo el Espíritu es real. También sé que únicamente la Mente tiene el poder de actuar o reaccionar. Todo lo que pienso, digo o hago hoy lo pensaré, lo diré o lo haré desde el conocimiento espiritual de que Dios está en todas las cosas.
Me basta reconocer esta Energía para neutralizar cualquier falsa percepción, enderazar lo que estaba torcido y suavizar lo que era áspero.
Con toda seguridad sé que este conocimiento aporta armonía a mi experiencia.

El arte de caer enfermo
En nuestro interior, y a nuestro alrededor, viven microorganismos que, en cuanto les damos una oportunidad, se multiplican alegremente y nos provocan un enorme sufrimiento y una gran tristeza. Vivimos en estado de coexistencia pacífica con el mundo microscópico, hasta que luego tuerce el carro y, como caída de la nada, desciende sobre nosotros la enfermedad. Hay muchos factores responsables, pero cada vez se presta mayor atención al trabajo de la persona. O, tal vez, deberíamos verlo justo al revés: no es el trabajo en sí mismo, sino la reacción negativa del individuo ante su trabajo, lo que puede llegar a convertirse en una técnica muy sofisticada.
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Parece que nuestras respuestas mentales y emocionales ante el trabajo pueden llegar a provocar cambios tan radicales en nuestras funciones corporales que nuestros mecanismos de defensa disminuyen y nos dejan a merced del mundo microscópico que nos envuelve y, en otras palabras, caemos enfermos. Es algo que sucede a menudo, pero no solemos ser conscientes de por qué nos sucede. Por su puesto, una solución es dejar de trabajar pero, aún así, siempre encontraríamos la manera de continuar sintiéndonos molestos y alterados, con lo cual llegaríamos a las mismas consecuencias.
No podemos escapar de la vida, sin que esto signifique que tengamos que estar a gusto con todo lo que nos encontramos a diario en el trabajo o en nuestra vida cotidiana. Sin embargo, podemos aprender a generar una postura flexible y bienintencionada frente a todo lo que se nos presenta e intentar buscarle una solución. Un buen principio en esta dirección consiste en intentar encontrar sinceramente al menos una cosa de nuestro trabajo que pueda llegar a gustarnos. Este modo de pensar puede volverse contagioso, y antes de que nos demos cuenta habremos recuperado las defensas.
Ama la vida
La Vida es eternamente nueva. Tú formas una unidad con la Vida, y el Espíritu continuamente está creando en ti y a través de ti. No existe la oscuridad, la desesperación ni el descorazonamiento en la Mente que todo lo crea. Pero la gente ha buscado toda clase de formas tortuosas de privarse a ellos mismos de los abundantes bienes que se encuentran a su disposición. La clave para tener éxito en la vida está en tu mente y en tus pensamientos. Eres dueño de tu propio destino.
Di: Tengo la voluntad de estar bien, ser feliz y vivir con alegría. Afirmo que en mi experiencia sólo existe aquello que representa una buena salud.
Puedo percibir un bien como éste, creo en él, pienso en él y espero que continúe. Todo cuanto hago, lo hago con alegría.

A todos cuantos encuentro, los abrazo con amor.
Al ser consciente de que mis raíces se hunden en la pureza del Espíritu, me remonto en mi vida y en mi existencia hasta la Fuente original y sé que toda actividad de mi cuerpo se encuentra ahora en perfecta armonía, con la Vida Única y Perfecta. Rechazo y elimino cualquier idea en el sentido contrario. En su lugar se ha establecido la total convicción de que mi cuerpo es el templo del Dios viviente.
En este momento vuelvo a nacer, renovado y completo, al infiltrarse en mi interior el Amor Divino.
¡La vida de Dios es ahora mi vida!

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Aprende a autoregañarte
“No te engañes”, decimos con frecuencia a los demás, o nos dicen ellos a nosotros, para decir que las cosas no son como pensamos que son. Muchos de nosotros encontramos un placer especial en soñar despiertos, y nos dedicamos a albergar todo tipo de ensueños. Aunque no nos demos cuenat, mucha gente ha desarrollado este tipo de práctica hasta el punto de convertirla en todo un arte, y en un arte, por cierto, extremadamente práctico.
A menudo nos sentimos hundidos física, mental y emocionalmente. Todo lo que nos rodea parece estar mal y nosotros, obedientemente, seguimos por el mismo camino. Eso indica que nos estamos dejando gobernar por las circunstancias externas. En realidad, debería ser al revés. No nos cabe más remedio que sortear las experiencias a que nos somete la vida de cada día, pero no debemos olvidar que tenemos una vida propia por vivir y debemos aprender a dirigirla.
Y es aquí donde podemos empezar a aprender a autoengañarnos. Cuando nos sintamos atacados mentalmente, empecemos a pensar en los momentos felices que hemos tenido o esperamos tener. Si nos sentimos físicamente flojos, tomémonos algún tiempo para pensar en lo maravilloso que es sentirse bien, e intentemos de hecho sentir mentalmente el placer que produce el encontrarnos bien. Por lo que respecta a las emociones, cuando nos sintamos tensos, si forzamos una sonrisa o nos reímos, pronto nos descubriremos haciéndolo con total naturalidad, y nos habremos liberado de las tensiones.
Si seguimos haciéndolo sistemáticamente, no tardaremos en descubrir que estamos experimentando aquellos mismos esquemas positivos de pensamiento que nos hemos esforzado por crear. Cuando nos demos cuenta de que autoengañarse de un modo constructivo es de hecho una tarea muy práctica y constituye todo un arte, entonces nuestra vida se encontrará equilibrada de un modo más normal.
La receptividad
Es imposible que te sea dado lo que tu mente se niega a aceptar. Si quieres recibir más, debes desarrollar conscientemente la habilidad necesaria para, mentalmente abarcar más. Tú mismo restas significado a tu vida y limitas sus posibilidades cuando te niegas a aceptar todo el Bien divino. Si abres tu conciencia a una mayor receptividad de lo Divino, a una concepción más amplia de los bienes que pueden presentársete en tus experiencias, la vida cobrará un significado nuevo y maravilloso.
Di: Ahora me digo a mi mismo que mis ideas están llenas de la expectativa de una vida más plena.
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Mi pensamiento se expande y sé que entrará en mi experiencia un bien mayor que todo lo que alguna vez haya podido concebir.
Lo creo sin reservas, y lo acepto como tal.

Mi cuerpo y mi mente están siempre abiertos al influjo de todo lo que contribuya a hacer de la vida algo vital y alegre.
La acción de Dios, silenciosa y acertada, reajusta pacíficamente todo lo que hay en mi vida mientras yo me libro de toda ignorancia, de toda duda y todo temor.

Al limpiar completamente mi mente de ideas contrarias a mi bien y atender sólo a aquellas ideas que producen salud, plenitud y felicidad, toda la abundancia del reino de Dios llena cada momento de mis días.
No hay nada en el Universo que te limite, o que
pudiera desear limitarte. No hay nada en el Uni verso que se te oculte porque, si así fuera, se ocul taría a sí mismo. Así pues, tú formas parte de su
fin último. El Espíritu te busca, te anima y te pre siona para realizarse a sí mismo. No importa en qué cantidad el Cuerno de la Abundancia vierta sus pre
sentes al Universo; si no hay un cuenco que los reci ba, un cáliz que los espere, sus regalos no llegarán a
completarse.
THE SCRAPBOOK, ERNEST HOLMES
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IV
EL FUTURO ES TUYO

Todos parecemos soñar con nuestro futuro, pero poco hacemos por él. El mañana es siempre ese tiempo maravilloso que aún está por llegar. Probablemente estés aliado con los recuerdos del pasado y las preocupaciones del presente que dejes que el futuro, más o menos, se ocupe de sí mismo. El futuro siempre se ha ocupado de sí mismo; aun así, sigue naciendo de lo que tú piensas en el presente.
Tu futuro es como una pantalla donde se proyectan las imágenes de los pensamientos que hoy tienes. No hay nada mejor, ni tampoco nada peor. En cualquier momento tú puedes variar esas imágenes, cambiarlas por otras que realmente te gusten.
Eso no significa que te entretengas en soñar despierto, en desear las cosas mentalmente o en esperar vagamente lo mejor. Tus ideas son una energía dinámica, pero para que realmente lleguen a crear nuevas experiencias tienes que usarlas de un modo concreto.
Ideas limitadas
Parece que demasiado a menudo ponemos límites a nuestros pensamientos porque atribuimos a ciertas palabras un significado restrictivo. Esto es lo que señala el astrónomo de Harvard Harlow Shapley, quien afirma en uno de sus libros que todo lo que sabemos acerca del mundo puede resumirse en cuatro conceptos fundamentales: espacio, tiempo, materia y energía. Pero Shapley se hace la siguiente pregunta, muy significativa: ¿es posible construir el universo a partir de estas cuatro cosas? ¿O es necesario contar con un quinto factor? Ese quinto factor al que él se está refiriendo es una entidad mística a la que la mayoría de la gente denomina Dios.
El doctor Shapley pone especial énfasis en el hecho de que no debemos “agotar” un concepto tan amplio como éste relacionándolo tan sólo con nuestras vidas individuales y con la pequeña parte del universo en la que vivimos. La naturaleza de una Entidad maestra como ésta, que utiliza el espacio, el tiempo, la materia y la energía para crear de modo inteligente todo lo que existe, animado o inanimado, quizá nunca lleguemos a entenderla del todo. Sin embargo, sigue siendo un hecho que nuestra idea de Dios no debería ser limitada porque en la medida que limitamos la naturaleza de Dios según nuestra capacidad, también limitamos nuestra salud o nuestro éxito a aquello que consideramos que son el “éxito” y la “salud”.
Si hay algo que parece carecer de límites es nuestra capacidad de pensar; nuestros pensamientos son libres de alcanzar cualquier altura, pero con frecuencia pensamos sólo hasta un punto, y no más allá.
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Utilizamos nuestra capacidad de pensar para construir barreras que después no nos atrevemos a cruzar.
Debemos dejar que nuestro pensamiento se convierta en una escalera hacia una nueva libertad y una mayor aventura en nuestras vidas.

La expansión
Todo lo que hay en el universo es la individualización única o la expresión de una Única Cosa, que es la causa de todas las cosas. Deberías cobrar conciencia de que la única Energía creativa se expresa en ti de un modo singular, y que continuamente te empuja mientras busca dar una mayor salida a sus infinitas posibilidades. No tienes necesidad de imitar a nadie o competir con él, ya que eres una creación especial de Dios, como lo son todos los demás, y gozas de un acceso total al potencial ilimitado de la Inteligencia infinita.
Di: Hoy me dedico a ser yo mismo y busco la forma de revelar de un modo más completo el milagro de la Vida. Descubro una mayor alegría en el hecho de vivir, así como la maravilla del Ser que continuamente brota en mi interior.
Pienso simple y directamente desde el centro de mi ser, que es Dios, el Espíritu viviente.
Entro en la fe del creyente, en la alegría de saber y en el acto de vivir proclamados por la única Energía y la única Presencia que está en todas las cosas.

Hoy, igual que un niño, acepto esta Presencia que me responde de manera personal, cálida y llena de color. Me colma de vitalidad, abre mi mente a mayores vistas y me imbuye de amor para toda la vida.
Al aceptar mi relación con lo infinito, descubro una libertad nueva.
Mis pensamientos se elevan, mis experiencias se expanden y una alegría sin límite llena todo mi ser.

Lo que de verdad cuenta
Según indican todos los estudios, continúa habiendo un interés creciente en los temas de la religión. Desde la tarima del conferenciante, desde la radio y la televisión, se siguen vertiendo ríos de palabras sobre la cuestión. A veces logran hacer mella en los oyentes; otras, sólo consiguen proporcionarles un tema de conversación. ¿No es posible que, a menudo, una persona crea firmemente en lo valioso que es creer, tenga una fe absoluta en el valor de la fe?, sin que por ello sea creyente o tenga fe alguna? Creer sinceramente y tener fe tienen un efecto muy saludable sobre la salud de los individuos, así como sobre sus experiencias.
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Pero que una persona tenga convicciones religiosas porque hable de fe y de creencias está muy lejos de la realidad. Es algo superficial, de escaso o nulo valor. El hecho de que uno diga que es una persona religiosa no lo convierte automáticamente en alguien religioso. Fundamentalmente, la religión es una cosa altamente personal. Es un modo de pensar y de creer que domina nuestros esquemas de pensamiento y se refleja en cada uno de nuestros actos. No es un pasatiempo, sino una ocupación a tiempo completo. La religiosidad debe incluir en su núcleo la comprensión de nuestra relación con el Creador, con los demás humanos y con el mundo que nos rodea. Y su base debe ser intelectual y emocionalmente sana.
Ser una persona religiosa no es tan simple como un donar un abrigo, dedicarse a conversar o participar en actos sociales. Es un modo de vida que afecta todo cuanto hacemos. Lo que cuenta realmente no es lo que afirmamos ser, sino lo que en realidad somos. Y lo que somos se desprende de lo que verdaderamente pensamos, creemos y en lo que tenemos fe.
La individualidad
La vida te ha marcado con el sello de la individualidad. Eres diferentes de cualquier otra persona que haya vivido nunca. Eres un núcleo individualizado en la Conciencia de Dios. Eres un acto individualizado en la Acción de Dios. Tú eres tú, y eres eterno. Así pues, no esperes a que te llegue la inmortalidad. La resurrección de la vida tiene lugar hoy. Empieza a vivir el presente como un ser inmortal y todo pensamiento en la muerte, todo miedo al cambio, desaparecerá de ti. Abandonarás la tumba de la incertidumbre y saldrás a la luz del día eterno.
Di: Sé que toda muerte aparente es una resurrección; así pues, muero contento para todo aquello que no sea el bien de Dios. En silencio, paso de menos a más, del aislamiento a la inclusión, de la separación a la unidad.
Hoy, al darme cuenta de que no hay nada en mi pasado que pueda alzarse contra mí, nada en mi futuro que pueda amenazar el despliegue de mi experiencia, sé que la vida será una eterna aventura.
Me deleito en la contemplación del futuro inmesurable, del camino del progreso eterno, de la eternidad de mi propio ser, la continuidad de mi alma, la energía renovada cada día y las acciones de la Divinidad que hay en mi interior y que ha puesto en mi mente el sello del Ser individualizado.
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Nuestra habilidad única
Desde el niño que construye castillos de arena hasta el anciano que talla un bastón, desde el científico que investiga hasta la persona que prepara un nuevo plato para una cena, encontramos múltiples pruebas de cómo actúa la creatividad. Parece que ser creativos es un impulso fundamental que, en la necesidad, nos lleva a encontrar salidas de un modo constructivo, si es que queremos ser seres humanos completos. Sería conveniente que de vez en cuando nos examináramos a nosotros mismos para comprobar hasta qué punto hacemos uso de una virtud tan inusual.
Hacer uso de la imaginación creativa no nos convierte necesariamente en grandes artistas, compositores, escritores, inventores o en magos de las finanzas. Parece más bien que, en todo lo que emprendemos, debemos de algún modo descubrir la manera de contribuir a nuestro mundo con algo nuevo y constructivo. Debemos hacer que nuestro interior fluya en nuestra experiencia, y aún más si se trata de la singular expresión de la capacitadad creativa de la mente que llevamos en nosotros.
Aquellos que son capaces de hacerlo son quienes más aportan a la vida; son quienes más contribuyen al avance de la civilización; son también los que crean los hogares más felices.
Para gozar de una vida que nos produzca los mayores bienes, tanto a nosotros como a los demás, debemos expresar al máximo lo que somos. Que lleguemos a alcanzar el máximo de nuestras posibilidades dependerá de la habilidad que tengamos para pensar de un modo creativo e imaginativo. Si hurgamos en los recursos que guardamos en el interior de la mente nos sorprenderá descubrir el potenciasl ilimitado que hay allí. Pensar es usar el mayor regalo que no ha hecho la Vida. ¿Por qué no empezar a usarlo de un modo más efectivo?

La actividad perfecta
La Presencia, creativa y omnisciente, es la fuente de todo lo que eres. Debes creer en la capacidad y el deseo de esta gran fuente de mantener su propia creación. El Reino, el Poder y la Gloria de Dios se expresan a través de ti. Reconócete a ti mismo como un núcleo a través del cual la Inteligencia y la Energía del Universo encuentran su expresión. La Mente Infinita, al operar a través de ti, puede traerte la armonía, el orden y el bien supremo. Gracias a Ella, se manifiesta en tu interior la conciencia de la paz y la abundancia. Todo cuanto hace falta para que logres la felicidad y el bienestar forma y parte de tu experiencia.
Di: En mi vida no pueden existir las limitaciones ni la escasez, porque nada le ha sucedido a la Actividad única y perfecta.
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Al fluir libremente a través de mi, me libera de cualquier sentimiento de esclavitud.
Todo el poder me viene de las Alturas.
Este conocimiento me hace fuerte, con la fuerza de la Energía universal que a todo infunde vida.

Me sostiene y me inspira una corriente Divina de Espíritu- Energía que fluye a través de mí en forma de entusiasmo e ideas vitales. Todos y cada uno de los aspectos de mi mente responden a este flujo espiritual.
La creatividad y la inspiración son para mí un derecho de nacimiento, y ahora los expreso de la manera más plena.
Un nuevo horizonte
Es asombroso lo resistentes que son nuestras mentes al influjo de las nuevas ideas. Muy a menudo, nuestro pensamiento cae esclavo de la rutina y levantamos barreras que cierran el paso a cualquier tipo de consideración, incluso casual, que podamos prestar a todo aquello que aún no sabemos.
La carta de un médico en contacto con un hospital de Brasil puede ilustrar bien este punto. Parece ser que un día se encontraba rebuscando en una librería de viejo y compró unas cuantas revistas americanas que contenían numerosos artículos sobre la eficacia de las oraciones en términos afirmativos. Se burló de la idea, incluso se rió de ella; hizo un hatillo con las revistas y las aparcó en una estantería.
Muchos meses más tarde, se encontró afrontando todo un cumulo de situaciones personales difíciles, problemas que le parecía irresolubes. En un estado de desesperación, volvió a coger las revistas, no sin dudas, y empezó a leer nuevamente los artículos. A pesar de su absoluto escepticismo, decidió probar con la idea de la oración creadora. No tenía nada que perder, y tampoco podía tomar ningún otro rumbo. Los resultados lo dejaron asombrado. Sus palabras fueron: “¡Funciona! ¡Funciona!”
Hay probablemente pocas cosas que conozcamos menos que la naturaleza del funcionamiento de nuestro pensamiento y de su poder creador. Aun así, sólo en la mente y a través de ella, que nos convierte en lo que somos, podemos llegar a realizar algo. Su poder creador puede objetivarse en experiencias tanto positivas como negativas, dependiendo del contenido de nuestro esquema de pensamiento.
En la medida en que sepamos dirigir nuestros pensamientos de un modo positivo, se abrirán a nosotros nuevos y más felices horizontes.
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El recurso
Si rindes todo tu ser al Espíritu Divino, sabedor de que con tu propia esencia humana nada puedes hacer, te deshaces de esa esencia que es por sí misma impotente. Dejas de lado su debilidad, sus temores, sus dudas, sus malosentendidos y sus incertidumbres y regresas con el pensamiento a ese núcleo Divino que hay en tu interior y que es Dios.
Debes llegar a creer en la fuerza y la presencia del Espíritu en tu interior. Acepta su poder y permite que te guíe. Siente que hablas de este núcleo de certeza Divina que hay en ti cuando declaras: “Hay una única Vida; esa Vida es Dios; esa Vida es ahora mi Vida”
Di: Sé que en el centro de mi ser habita la Presencia de la Perfección.
Siento cómo fluye en mi interior la Vida Divina, animando cada átomo de mi ser.

Y siento que todos los demás son de mi misma naturaleza: todos vivimos, nos movemos y recibimos nuestro ser de Dios. Ahora afirmo, con total aceptación, que la Inteligencia que creó todas las cosas me guía hacia la consecución de todo fin bueno y valioso.
Una Presencia así existe en el centro mismo de mi ser y fluye a través de mí, instaurando la felicidad, la alegría, la abundancia, la vida armoniosa y el uso constructivo del poder creador de mi mente. Ahora estoy abierto a nuevas ideas, nuevas esperanzas y nuevas aspiraciones.
La moderna esclavitud
Un informe ciertamente desconcertante afirmaba que una de cada diez personas en los países occidentales es neurótica y necesita ayuda. Durante años hemos dedicado todos nuestros esfuerzos a intentar construirnos un mundo nuevo y maravilloso en el que vivir. Sin embargo, hoy en día las cosas no parecen ir tan bien. En lugar de dominar la situación, parece que nos hayamos vuelto esclavos de la sociedad y la cultura que hemos creado y descubrimos que, en muchos aspectos, ya no somos capaces de seguir el paso o satisfacer las demandas que éstas nos imponen.
Tal y como están las cosas, tendremos que aprender a resolver y problema o quizá nueve de cada diez pronto sucumbiremos a las espantosas consecuencias de intentar vivir en el mundo que nos hemos creado. Parece haber dos opciones. Podemos poner freno al fantástico ritmo de crecimiento de nuestra cultura, o descubrir un modo de crecer que nos devuelva el dominio de nuestras vidas en lugar de existir como autómatas y esclavos de un sistema del que intentamos escapar alejándonos de la vida.
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De modo colectivo, podemos reconstruir nuestra sociedad, pero individualmente sólo nosotros somos responsables de la manera en que nos desarrollamos mentalmente para afrontar las presiones de la vida diaria. Eso es algo que nadie más puede hacer por nosotros. Un punto de partida fundamental es contar con un programa concreto para desarrollar una mayor madurez mental y emocional. No obstante, debemos ser conscientes de que cualquier grado de madurez que deseemos alcanzar sólo es posible si antes nos proponemos crecer espiritualmente. Puede que ésta no resulte una tarea fácil, pero de ella depende la posibilidad de recuperar la libertad perdida.
Vivir con alegría
Debes despertar a una nueva alegría de vivir. A pesar de todos los temores, las dudas o la incertidumbre que puedas haber albergado en el pasado, debes darte cuenta de que hoy vuelves a comenzar. Tu mundo puede construirse de nuevo a partir de este momento. Debes tener el propósito de estar bien, ser feliz y vivir con alegría. Reconoce que no hay nada en tu pasado que pueda negarte el privilegio de vivir felizmente, y no hay nada en tu futuro que pueda traerte nada más que alegría. Aprende a encontrar en tu experiencia diaria sólo aquello que está inspirado en el bien. Cuando descubras las cosas buenas que se te presentan cada día, y creas en ellas, y pienses en ellas, sólo podrás esperar que éstas continúen presentándose.
Di: Al cobrar conciencia de que mis raíces están clavadas en el Espíritu puro, vuelvo a trazar mi vida hacia atrás hasta alcanzar su Fuente original y descubro que toda actividad de mi mente y mi cuerpo está en consonancia con la Vida única y perfecta.
Es esta Vida la que circula por mi interior, eliminando cualquier cosa que no le corresponda.
Ella hace que ahora cualquier acto de asimilación, circulación o eliminación que realiza mi cuerpo sea perfecto.

Tengo el propósito de vivir plenamente y con alegría, y estoy en paz con el mundo que me rodea.
Es mi deseo vivir y dejar vivir, dar y perdonar, y ver en cada persona que encuentro la semejanza Divina.

Al abandonar en este momento toda sensación de depresión o de limitación, soy elevado hasta una nueva alegría de vivir por el Dador de toda Vida.
Mi corazón canta un himno de felicidad y de libertad.

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No estés satisfecho
Si hay algo por lo que la mayoría de nosotros luchamos sin cesar es por alcanzar un estado de satisfacción donde todo esté bien, nuestros problemas desaparezcan y la vida se convierta en una existencia llena de alegría. En ese momento habríamos alcanzado lo que podríamos denominar la paz mental.
Pero ¿nos es posible alcanzar alguna vez un estado de satisfacción así? ¿Es la paz mental un estado tan deseable como parece? Aunque nos guste creer que estamos haciendo progresos hacia ese fin, ¿qué es lo que haríamos cuando por fin lo hubiéramos alcanzado?
Pudiera ser que la persona más feliz del mundo fuera aquella que ha cumplido la ambición de su vida y ha subido a la montaña más alta. Pero en ese momento tal persona se convertiría en la persona más triste, porque ya no le quedarían montañas más altas que escalar. Quizá debiéramos revisar nuestras ideas sobre lo que significan la satisfacción y la paz mental y encontrar otras definiciones. Éstas sólo cabe entenderlas como algo que experimentamos activamente, y nunca como una meseta sobre la que descansar.
Existe en nosotros una insatisfacción Divina. Nos conduce hacia nuevas metas, y es en el proceso de alcanzar tales metas, y no en las metas mismas, donde encontramos la satisfacción y la paz mental. Debes reconocer esa insatisfacción Divina que hay en ti. Se trata del impulso creador que a través de los siglos ha impulsado a la gente a alcanzar mayores logros. Niégalo y estarás negando tu humanidad.
La paz mental
La Divina Presencia constituye tu propia esencia, y Ella lleva en su interior la posibilidad de toda la alegría de vivir. No debemos albergar ninguna idea que limitar tu experiencia de la buena vida. No hay nada en ti que pueda separarte de la Divina Presencia aunque, de modos muy distintos, si puedes obstruir el flujo de Ésta por tu interior. Aquellos que la aceptan tienen mayores posibilidades de conocer el Amor de Dios, una mayor alegría de vivir y un mayor bien en su vida.
Di: Afirmo que el Espíritu que hay en mi interior me guiará siempre por el camino de la vida feliz.
Siempre dirigirá mis pensamientos, mis palabras y mis actos hacia los canales constructivos de la autoexpresión.

Por siempre me unirá a los demás en el amor, el respeto y la consideración.
Vivo, me muevo, en el oceáno infinito de la Vida perfecta, en la Divina Presencia de la que no puedo ser separado, y tomo mi ser de ellas.

Acepto la Presencia Divina como la mayor Realidad. Sé que el reino de Dios está en mi interior.
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Los Pensamientos son Cosas
Confío absolutamente en que la Ley de la Mente hará que mis mejores deseos se manifiesten en mi experiencia.
Todo lo que necesito para ser feliz está ya fijado en la Mente Divina y es ya un hecho establecido.

¿Eres responsable?
Todo parece que tengamos que soportar un número cada mayor de responsabilidades. A veces parecen ser tan escarpadas y nos disgustan tanto que hacemos cualquier cosa por esquivarlas.
Lo curioso es que a menudo evitar las responsabilidades nos cuesta más esfuerzo y más pensamientos de los que tendríamos que dedicar a cumplir con ellas. Intentar escapar de nuestras responsabilidades podría traernos peores repercusiones que afrontarlas.

Puede que en el intento de huir de las responsabilidades externas pasemos por alto la gran responsabilidad que tenemos con nosotros mismos, la de mantener la salud. Al eludir nuestras obligaciones parece que invitemos a las complicaciones físicas.
Solemos escapar de algunas situaciones utilizando tranquilizantes. El efecto sedante del tranquilizante quizá alivie los problemas, pero no los cura. La cura requiere una disciplina mental que nos permita adaptarnos a la vida que llevamos, que nos permita desarrollar un punto de vista más amplio, controlar mejor nuestros esquemas de pensamiento. Debemos madurar para poder hacer lo que hay que hacer y superar la tendencia a hacer sólo lo que nos gusta y cuando nos apetece.
Siempre cargaremos con alguna responsabilidad, de un tipo u otro, así que está fuera de toda cuestión al deshacerse de ellas. Debemos más bien cumplir con ellas. La vida estaría vacía sin responsabilidades, y la mayor de todas ellas es la que tenemos hacia nosotros mismos: la de expresar la Vida que hay en nuestro interior satisfaciendo la necesidad que ésta tiene de expandirse a la vez que eso nos permite cumplir con las obligaciones que recaen sobre nosotros.
Es en este momento en el que empezamos a crecer.
La satisfacción
Cuando aprendas a deshacerte de todas las cargas y dejarlas en manos de la acción de Dios, notarás que todo pasa a ocupar el lugar que le corresponde. Deja que los problemas se alejen de ti y date cuenta de que hay una Energía más fuerte que tú, y una Presencia que habita en tu interior, que están dispuestas y deseosas de guiarte en cualquier dirección. En ese momento la paz, la seguridad y la satisfacción acudirán a ti y experimentarás la alegría de haber cumplido bien.
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Los Pensamientos son Cosas
Di: En estos momentos me libero de toda idea de temor, duda o incertidumbre, sabiendo que la Inteligencia infinita del Espíritu que hay en mí sabe qué hay que hacer y cómo hacerlo, y lo hace sin dificultad.
Esa Inteligencia guía todos mis pensamientos y mis acciones. Todo lo que haga me proporcionará alegría y prosperará.
Cada encuentro con los demás será una bendición para todos. Las buenas acciones que se manifiestan en mi experiencia también son buenas para los demás.

Al amar, sé que soy amado.
Al dar, sé que la vida me devolverá.
Al volver a lo Divino que habita en mí, invito a la Presencia de Dios a darse a conocer a través de mí, mientras trae la felicidad a mi vida y a las vidas de los que me rodean.
Descanso en mi fe y mi callada esperanza, y sé que, en cada situación en la que me encuentre, sólo reinarán la felicidad y la alegría.

Un modo provechoso de divertirse
Cada vez reclamamos más paga por una cantidad menor de tiempo invertido en trabajar. Ese dinero adicional nos permite obtener más cosas de las que consideramos que nos hacen la vida más fácil, más agradable. Pero ¿qué hacemos con el tiempo adicional de que disponemos? Probablemente relajarnos, para beneficio tanto de la mente como del cuerpo, pero la cantidad de juego que resulta beneficiosa tiene un límite. Si tenemos demasiado de cualquier cosa, nos sentimos sobresaturados, y ¿qué hacemos entonces?
Parece que poseamos un sentido natural que nos lleva a necesitar dotarnos de metas que alcanzar, a experimentar una cierta satisfacción mental y emocional cada vez que llevamos a buen término algo que vale la pena. Y esto no se logra jugando sin propósito alguno o matando el tiempo distraídamente. Hace falta algo más. Deberíamos aprender conscientemente a usar el tiempo de ocio. No hace falta que se trate de una actividad excesivamente seria, trabajosa o costosa en términos de tiempo. Debe ser algo que disfrutemos haciendo, pero que a la vez nos permita alcanzar algún resultado que saque lo mejor que llevamos dentro.
Independientemente de la edad que tengamos -tanto a los veinte como a las ochenta-, el fin es el mismo, aunque cambie el tipo de actividad. No debemos olvidar que hay más diversión en crear algo que en poseerlo.
Tenemos que aprender a exprimir de nuestro tiempo de ocio hasta el último minuto para obtener mayores logros de manera creativa y constructiva.
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Los Pensamientos son Cosas
Mayores posibilidades
Siempre tienes a tu alcance mayores posibilidades. Hay en el centro de tu ser una Fuerza Divina y una Sabiduría infinita que esperan ser liberadas y que te permitirán traer mayores bienes a tu vida y sacarle mayor partido. Existe una Creatividad que no conoce límites y que se expresa en todas las cosas. Constantemente busca en ti un mejor canal de expresión. Reconoce su existencia y acepta su influencia en tu vida.
Di: Ahora elevo mi mente entera al influjo de la Fuerza Divina y la infinita Sabiduría.
Sé que estoy silenciosamente asociado con Dios. Hoy, mañana y siempre.

Acepto la acción creativa que el Espíritu lleva a cabo en mí, así como su guía.
Sé que se me abren nuevas puertas, que se me presentan nuevas oportunidades de expresarme.

Nuevas ideas me vienen a la mente.
Me encuentro en situaciones nuevas.
Espero cumplir con ellas y alcanzar nuevos logros.
La Inteligencia Divina fluye a través de mí, me inspira y me conduce a fines más valiosos y a tareas más creativas.
Dios me guía por todos sus caminos y constantemente se abren ante mi nuevos horizontes.
Acepto la plenitud de la vida en este mismo momento.

¿Quién está confundido?
Cuando nos sentimos confundidos solemos pensar que es a causa de los demás, y nunca de nosotros mismos. Igualmente, cuando se nos complican las relaciones, siempre le echamos la culpa al otro. ¡Qué padres hay que no piensen que su hijo adolescente es la persona más confundida del mundo!
Las investigaciones nos han enseñado que los jóvenes provocan menos confusión de la que padecen, y que muchos de sus problemas se derivan de las ansiedades e inseguridades propias de sus padres. En la actitud y la conducta de los hijos, a los padres les son devueltas sus propias inquietudes.
Encontramos la misma reacción en todas las casas, en todas las oficinas o en el seno de cualquier grupo de personas.
Una persona cargada de preocupaciones y ansiedades puede contaminar las ideas de todo un grupo de gente. Cuando estamos rodeados por personas desapacibles, se trate de nuestros hijos, de nuestros parientes o de nuestros compañeros de trabajo, antes de quejarnos demasiado de ellos, quizá sería buena idea que nos examináramos a nosotros mismos.

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Los Pensamientos son Cosas
Lo más probable es que ellos no hagan sino reflejar nuestro propio estado mental.
La única manera de que nuestras relaciones sean como nosotros queremos que sean es recordar que ellas son tan sólo el reflejo de lo que nosotros somos. Si queremos tener buenas relaciones, debemos pensar de antemano que las relaciones van a ser buenas, aunque parezca lo contrario. Éste es el único modo que las buenas relaciones nos sean devueltas en la experiencia.

A pesar de la apariencia y el modo de actuar de una persona, ésta no podrá cambiar la opinión que tenemos de ella a menos que seamos nosotros los que cambiemos lo que pensamos de ella.
La armonía
Habitas en la casa de Dios, igual que todas las demás personas. La casa de Dios está llena de seres de origien Divino que serán tan Divinos como tú les dejes ser. Al mirarlos tú, ellos te devuelven la mirada, porque así es como es la vida. Todos te responderán en función de tu reconocimiento.
En la casa de Dios no existen los celos, no hay maldad ni insignificancias. Es una casa alegre, un lugar de felicidad y satisfacción. Es un lugar cálido, bello y colorista. A la luz de esto, tus experiencias en la tierra y tus relaciones son en gran medida lo que tú has hecho de ellas al no dejar que Dios se encargara de todo.
Di: Sé que en la casa de la experiencia en que habito, Dios es el anfitrión y las personas son sus invitados.
Su invitación está escrita eternamente para que todos entremos y permanezcamos allí, como invitados en su Hogar eterno, alegres, íntegros y amigos.

Acepto plenamente la obligación Divina de expresar sólo amor y aprecio hacia todos los que encuentro, consciente de que sólo me será devuelto lo que yo pienso, digo y hago.
Dejo que el Amor Divino actúe a través de mí en todos mis asuntos.

A partir de ahora sólo habrá en mi vida relaciones armónicas, felices y mutuamente beneficiosas.
Me regocijo en la Armonía Divina que me rodea.

La cooperación
El conocido fundador de la psicología analítica, el doctor Carl G. Jung, en uno de sus ensayos afirmaba: “Me preocupa únicamente el destino del ser humano: esa unidad infinitesimal de la que depende el mundo y en la cual, si interpretamos correctamente el mensaje cristiano, incluso Dios busca su fin”.
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Esta interesante observación parece que viene a cargar sobre nuestras espaldas una considerable responsabilidad; una responsabilidad que no hemos solicitado, pero que podría considerarse la razón misma por la que estamos aquí. Cuando pensamos en ello, lo primero que nos distingue de todos los demás seres vivos es la capacidad de pensar. ¿Estamos usando esta capacidad única para seguir alegremente nuestro camino? ¿La usamos de modo que refleje la naturaleza de ese Poder mayor que nosotros que la ha creado?
El físico y premio Nobel Robert A. Millikan escribió en su autobiografía que el Arquitecto del universo nos ha traído hasta aquí y nos ha dotado de la mente, y ahora nos toca a nosotros usarla. Toda la inteligencia y creatividad que hay en el universo fluye por nosotros y, en la medida que cooperamos con ellas, somos cocreadores de nuestro mundo.
Probablemente nunca nos hayamos parado a pensar en esto antes, pero es una idea de gran importancia para todos nosotros. Podemos cooperar con la Vida o combatirla, ayudar u obstruir su flujo a través de nosotros. Si cooperamos con la Vida y expresamos su naturaleza, recibimos un influjo de sabiduría y un impulso hacia la acción correcta.
¿Con qué frecuencia cooperamos? ¿Raras veces? ¿Sólo a veces? ¿O la mayor parte de las veces? Parece que, por razones prácticas, nuestras ideas y nuestras acciones deben estar conformes con el más alto concepto que tenemos del Dios que nos ha creado.
La unidad
Vives porque la Vida vive en ti. Te mueves porque existe una Energía universal que fluye a través de ti. Piensas porque hay una Inteligencia infinita que piensa a través de ti. Existes porque el Espíritu Divino ha buscado su individualización en ti. Ésta es la razón por la que se te ha llamado templo del Dios Viviente. Hay una chispa divina en el centro de tu ser. Pero es necesario que lo reconozcas, que lo creas y actúes según esta creencia.
Di: Ahora reconozco mi derecho divino de nacimiento. Conscientemente entro a formar sociedad con Dios en la alegría, el amor y el sentimiento de paz.
Sé que vivo, actúo y recibo mi ser en la Vida del Espíritu. Dios busca expresarse a través de mi en forma distinta a como lo hace a través de los demás.
Ahora acepto la responsabilidad de ser lo que realmente soy y responder a lo que la Vida espera de mí.
Hay un lugar en mi mente que se funde con la Mente de Dios, y ahora extraigo toda mi fuerza y mi inspiración de él.
El brillo de la Presencia de Dios me envuelve.

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En este conocimientode la Unidad con Dios, todo en mi vida es constructivo, creador de vida, santo y próspero.
Soy la gozosa expresión de la Naturaleza de Dios.

ACERCA DEL AUTOR
ERNEST HOLMES (1887-1960) fue el fundador de la filosofía y el movimiento de la Ciencia de la Mente. Sus enseñanzas se basan tanto en la tradición oriental como en la occidental, así como en las leyes empíricas de la ciencia y la metafísica. La Ciencia de la Mente es una filosofía espiritual que personas de todo el mundo han calificado como una visión de la vida positiva y reconfortante. Este antiguo conocimiento ha demostrado su capacidad para mantener su vigencia, al igual que su relevancia, en la aldea global de la actualidad, con su creciente tecnología y sus cambios vertiginosos.
Por medio de conferencias, programas de radio y televisión, grabaciones, libros y revistas, Ernest Holmes ha introducido a millones de personas en ese conjunto de sencillos principios para lograr una vida de éxitos que él mismo denominó “la Ciencia de la Mente”.
Autor de La ciencia de la mente, la obra fundamentalde sus enseñanzas, Holmes fue el fundador de la revista mensual Ciencia de la Mente, que ha seguido publicándose ininterrupidamente desde 1927. Entre sus otros trabajos cabe destacar: La mente creadora (Creative Mind); Esa cosa llamada tú (This Thing called You), Cómo cambiar tu vida (How to change Your Life); Palabras que sanan (Words That Heal Today); La Ciencia de la Mente; La oración efectiva (Effective Prayer) y Eso que llamamos Vida (This Thing Called Life). 

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